Renovación permanente de la democracia en Estados Unidos

Hillary Clinton y Barack Obama ya han entrado por la puerta ancha de la historia de Estados Unidos, aún cuando la Senadora por Nueva York no haya alcanzado la nominación del Partido Demócrata ni el Senador por Illinois llegara a ser Presidente de Estados Unidos en 2008. Han consolidado las aspiraciones de cambio y progreso continuado del pueblo y merecen ganar las elecciones a su tiempo para poder aplicar las reformas y planes propuestos. Ahora, su colaboración podrá tener resultados importantes.

Ambos han demostrado que la sociedad norteamericana de comienzos del Siglo XXI está preparada para tener a una mujer o un negro como presidentes del país que inicio la democracia con la Revolución de 1776, la desarrolló con el impulso posterior a la Guerra de Secesión de 1860-65, y la profundizó durante el pasado siglo. Los avances en los derechos civiles de la mujer y la población negra han sido extraordinarios. Pero como todo sistema realmente democrático es perfectible, los momentos de errores y crisis constituyen estímulos promisorios.

En esta etapa se encuentra Estados Unidos. De ahí que tanto las primarias demócratas como republicanas para la elección de candidatos a la presidencia, que se disputará en noviembre próximo, han tenido como tema central ¨el cambio¨. Ni siquiera el Sr. Mc Cain, aspirante a sustituir al Presidente Bush por su mismo partido, copiaría la política errática desarrollada en los últimos 8 años. Aunque se aferra a algunos asuntos básicos como la Guerra de Iraq y las arcaicas relaciones confrontacionales con el gobierno de Cuba, tendrá que dar pasos para sacar a su poderosísimo país de las serias dificultades en que se encuentra.

Deberá recomponer su prestigio internacional y contribuir al progreso merecido por los países del Tercer Mundo, muy en particular América Latina abandonada por Bush, porque el hambre lleva a la desesperación a los pueblos para fomentar convulsiones sociales y dar adeptos al terrorismo, motivo principal de las actuaciones de la actual Administración. En el plano interno, los retos económicos y sociales son inmensos.

Precisamente la crisis económica, política y social con la que concluirá esta etapa presidencial, abocada a una recesión; con el imperativo de hacer más amplia la seguridad social, en particular la atención médica, entre otros, son las bases fundamentales de apoyo a los cambios. A esos efectos la plataforma de Barack Obama ha movilizado al futuro del país: los jóvenes.     Esto augura que en el supuesto caso de que no venciera en las elecciones, debido a la movilización de las fuerzas retrógradas de la sociedad o el temor de los indecisos a cambios fundamentales, el también joven Senador continuará teniendo muchos años para llegar. Por su parte, Hillary Clinton muy probablemente mantendrá sus aspiraciones de presentarse nuevamente.

Pero la actualidad augura grandes emociones. No hay que ser adicto a Estados Unidos para seguir con atención el resultado de noviembre próximo. Posiblemente ninguna precampaña presidencial haya ocupado tanto espacio en el estudio, los medios de prensa y los pueblos del mundo. Indudablemente, hay conciencia de que el país más poderoso y que influye en todo el mundo, se está conmoviendo y que el resultado podría ser positivo o lesionar a todos.

En el caso de Cuba, Barack Obama ha propuesto iniciativas muy halagüeñas para la posibilidad de libre contacto y el apoyo económico entre las familias a ambos lados del Estrecho de la Florida, así como la disminución de las tensiones existentes entre ambos gobiernos desde hace casi 50 años y que sólo han propiciado pretextos a las autoridades cubanas para justificar, con las supuestas amenazas de invasión militar y atentado a los dirigentes, la represión a toda la población y muy en particular a la disidencia, porque el totalitarismo se ha impuesto a fuerza de miedo y privaciones.

Recuerdo el viaje que hice desde Connecticut a La Habana en junio de 1959, cuando estaba cercana a la adolescencia. Por carretera hasta Miami durante tres días sufrí el impacto de baños sólo para negros y algodoneros en el Sur de Estados Unidos, similares a los que había visto en las películas, porque allí en el Norte donde yo viví por tres años no se sentía esa profunda segregación racial. De Cayo Hueso llegué en un plácido viaje sobre un bello mar, rodeado el ferry por grandes tiburones, peces voladores y delfines, muy distinto de los que después han causado la muerte a decenas de miles de cubanos tratando de escapar de mi país, donde nos dicen que ¨si esto no te gusta, te vas¨. Luego años de propaganda en los medios de divulgación cubanos sobre los reales horrores del Ku Klux Klan, y casi nada de los progresos de los derechos civiles.

Las muertes de Martin Luther King Jr, John F.Kennedy y Robert Kennedy, y los sacrificios de muchos norteamericanos, han fructificado en la presencia de mujeres en las más altas esferas del gobierno, como la Sra. Madeleine Albright, la Dra. Condolezza Rice,   la Speaker Nancy Pelossy y la Senadora Hillary Clinton, quien ha estado a las puertas de la presidencia, si no hubiera aparecido el formidable Senador Barack Obama con su piel tostada por los ancestros africanos mezclada con los caucásicos inmigrantes que crearon la nación.

 

No se trata del empuje de la raza o el sexo. Aún con peligros de que venzan las fuerzas que en todas partes y en todas las épocas se resisten a los cambios y la pérdida del poder, es la maduración de la sociedad en Estados Unidos, para ¨hacer una diferencia¨ por medios democráticos, que provoca grandes esperanzas. 

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato