Sobresaliente la familia, notable el trabajo, suspenso la política

Es alentador comprobar cómo la familia sigue siendo lo más importante en la vida de los españoles. Según la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, la familia y el trabajo son los factores más importantes para los españoles. En un nivel del cero al diez, la mejor nota es para la familia con un 9,59, seguido del trabajo 8,39, muy lejos queda la política al sacar la peor nota 3,77.

La Declaración universal de derechos humanos reconoce a la familia como elemento natural y fundamental de la sociedad. Es el principio de unidad de todo ser humano, fruto de la entrega libre y amorosa de los cónyuges. Y puesto que es instituida como comunidad de personas, contribuye de forma natural y espontánea a la solidaridad entre las mismas. Ni existe ni existirá otra institución mejor capacitada para procurar y asegurar el bienestar de todos sus miembros. ¿No es acaso en el hogar dulce hogar donde el niño, el enfermo, o el anciano encuentran la seguridad, el alivio o el cariño?

El transitar de toda persona pasa por la familia. En ella la persona nace, se educa, crece, y muere. El hogar familiar es el primer encuentro para la enseñanza en los primeros pasos, donde se transmiten los valores éticos, culturales, sociales y religiosos; esenciales para el pleno desarrollo de la persona, y por consiguiente, procura el bien común. Toda enseñanza formativa, cultural o de cualquier otra índole que provenga de otras instituciones o escuelas, siempre deberán ser de carácter subsidiario y complementario, pero, jamás se le deberá quitar a la familia la primacía y el valor insustituible que ostenta en su misión educativa. El Estado destruye a la familia y vulnera injustamente sus derechos cuando usurpa el terreno que a ésta le corresponde en su función educadora. Debilitaría, por tanto, la autoridad de los padres en la educación de sus hijos. 

Se puede decir que la familia es el bien social por excelencia, de hecho es el fuerte pilar que sostiene a la sociedad. Por su propia naturaleza la familia es sujeto de derechos, luego requiere ser defendida, respetada y protegida por la sociedad y por el Estado. Todos los derechos fundamentales de la persona como el derecho a la vida y libertad, al trabajo o a la educación, se hacen reales en la familia de la manera más segura y eficaz.

Merece especial atención detenerse a considerar el derecho que tiene toda persona al trabajo. Y dado que el trabajo es el fundamento sobre el que se configura la vida familiar -en cierto modo es el medio de subsistencia para consolidar una familia- es necesario que las empresas faciliten la armonía entre la vida familiar y laboral. Afortunadamente, cada vez son más las empresas que velan por las necesidades de sus empleados. Con gran sabiduría aciertan en aplicar políticas conciliadoras. Por un lado saben que un trabajador o trabajadora feliz – feliz porque no descuida su familia- cumple los objetivos marcados con absoluta y entera seguridad. Y por otro, no sólo retienen talento sino que además evitan el absentismo laboral.

El próximo 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia. El motivo de esta celebración no es otro que el de recordar a la sociedad, al Estado y a las organizaciones internacionales, la necesidad de establecer medidas de carácter jurídico, económico, político y social que protejan la unidad y la estabilidad de la familia, para que cumpla del modo más eficaz su función específica. Quizá cumpliendo con estas medidas “la política” pueda obtener una mejor nota.

 
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