Souren Melikian descubre los secretos del Arte del Irán Safavida

Ya de por sí, las piezas presentadas son de una gran belleza: especialmente las delicadas miniaturas multicolores, pero también cerámicas, cobres o tapices. Sin embargo, vistas tras las explicaciones de Souren Melikian, historiador y miembro del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), las mismas obras cobran una nueva dimensión. La verdadera.

Para empezar, el arte iraní no describe el mundo material sino que visualiza las metáforas creadas por poetas y narradores. Por eso, cuando un verso o una estrofa hablan de cielo turquesa o de oro, el pintor plasma ese cielo turquesa u oro. Pintura y literatura tienen sentido, la una gracias a la otra. Ambas obedecen a normas distintas del arte figurativo o de la literatura descriptiva, porque no fueron ideadas para crear algo bello o representar simplemente el mundo, sino para mostrar la inteligencia divina.

Souren Melikian se queja de la ignorancia que ha reinado sobre el arte iraní de esta época, y denuncia el paso destructivo de comerciantes y coleccionistas occidentales que no han dudado en arrancar las páginas de los manuscritos más importantes causando pérdidas y daños irreparables.

Esto es lo que ocurrió con un Shah-Name o Libro de los Reyes del siglo XIV cuando llegó a París en torno a 1900, y esta misma suerte tuvo el Shah-Name de Shah Tahmasp, del siglo XVI, que conservó su integridad mientras estuvo en manos del barón Edmond de Rothschild, pero que fue destruido para su venta parcelada por el bibliófilo Arthur A. Houghton que lo había adquirido. Perdieron de vista que el arte de Irán puede dar la impresión de estar realizado para decorar, pero en realidad está cargado de sentido, y es la literatura la que abre la llave de sus secretos.

 
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