Susan Boyle, víctima del estrés

Por lo general, las personas creemos tener un absoluto conocimiento de nosotros mismos, pensamos que disponemos de un autodominio sobre nuestros actos y pensamientos. Sin embargo, nos siguen sorprendiendo las reacciones que de manera impulsiva e inconsciente fluyen en nosotros cada vez que nos enfrentamos a las contrariedades y fracasos que nos depara la vida.

La realidad demuestra que hay momentos en los que, sin apenas darnos cuenta, caemos presos en sucesos que jamás hubiéramos deseado. Así por ejemplo, un caso reciente es el de la escocesa Susan Boyle. Su vida se ha transformado en apenas unas semanas. Un buen día decidió participar en el concurso británico ‘Britain´s Got Talent’, en el que además de convertirse en un personaje famoso, ha conseguido cautivar al mundo entero con su maravillosa voz. Sin embargo, lo que parecía un cuento de hadas se vio truncado al descubrir que el primer premio no le correspondía. Al inesperado resultado del concurso, que a duras penas consigue aceptar, se suma el verse sometida durante varias semanas a una fuerte presión mediática, produciendo en ella un estado de agotamiento, ataques de ansiedad y desgaste emocional. Finalmente ingresa en una clínica psiquiátrica durante cinco días.

Expertos en el campo de la salud afirman que más de la mitad de los trabajadores sufren estrés. Entre los datos más significativos publicados recientemente por la Organización de Consumidores y Usuarios de la Salud, destaca la encuesta realizada sobre las causas que originan el estrés, que resalta como los principales motivos trabajar rápido y exigir demasiado esfuerzo en el trabajo. La mayoría de los encuestados afirman que el trabajo les afecta a su salud. No sólo en lo físico (cansancio), sino también en lo psíquico (irritabilidad, ansiedad, pesimismo…) y reconocen  que el estrés interfiere de manera directa en la vida familiar.

De sobra sabemos que la raza humana está limitada. El trabajo cansa y la presión desgasta. Dado que no podemos dejar de trabajar, pues es precisamente a través del trabajo donde el ser humano puede realizarse como persona, sí podemos cambiar nuestra actitud frente al mismo. De ahí que debamos reconocer cuáles son nuestras limitaciones, capacidades y aprender a aceptar los contratiempos y las expectativas no cumplidas. Más bien sean las adversidades ocasiones de emprender nuevos desafíos.

Ahora bien, no seremos capaces de conservar la serenidad en circunstancias difíciles, si no procuramos conservarla en las situaciones corrientes y sencillas del día a día. Nuestra actitud debería estar siempre preparada para posibles imprevistos. Un clásico del siglo dieciséis decía que cuando experimentemos cualquier deseo, sea de tal modo que no suframos en caso de no alcanzarlo, sino con aire sosegado y tranquilo, como si no hubiésemos ambicionado cosa alguna. Porque cuando no nos apegamos a las cosas ni a las personas alcanzamos la verdadera libertad.

 
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