Tramos de concentración

La seguridad vial es importante. Los conductores, y los ciudadanos en general, aborrecemos todo aquello que sean multas, privaciones absurdas e imposiciones irracionales. Detestamos, de manera muy especial, los paternalismos y ese tratamiento de idiotas que nos regalan frecuentemente los anuncios de la DGT. Por el contrario, agradecemos los consejos inteligentes y útiles. “No pise aquí, campo minado” es un mensaje claro, conciso y práctico. Pero si pidiéramos a los que idean las campañas de la actual DGT que diseñaran este mismo anuncio el resultado sería muy distinto.

Quizá les daría por esa vena violenta que tanto les gusta: “¿A dónde crees que vas a llegar pisando aquí? Oye, esto es un campo minado, ¿sabes? Minas. Bombas. Explosiones. Terror. Písalo y volarás por los aires en llamas. Piénsatelo bien. ¿De verdad quieres ver cómo tus restos se esparcen por el aire?”. O si no, les daría por la vertiente paternalista, con toque cursi, que es otro de sus registros preferidos: “Hola hijo, nos encantaría pisar las minas por ti y salvarte la vida, pero no podemos. Tú no mereces besar tan joven el ocaso de la existencia, amigo. Sé bueno. No pises. Hazlo por nosotros”.

Sin embargo, en el historial de campañas publicitarias violentas y humillantes, o bobas y cursis, de la DGT hay que hacer hoy una excepción. Y como hay que hacerla, la hago, para que no se diga. Por fin han pensado un anuncio inteligente, práctico y conciso. En realidad, no es un anuncio sino una señal de tráfico. Por suerte han adecuado la frase a las costumbres y normativas europeas, por lo que ha habido poco margen para estropear el lema con sus estrambóticas ideas habituales sobre cómo hay que comunicarle las cosas a los ciudadanos. El anuncio ha quedado así, simplemente: “Precaución. Tramo de concentración de accidentes”. Estoy seguro de que esta nueva señalización de los famosos puntos negros de las carreteras de toda España resultará interesante y útil para todos los conductores. Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, mis felicitaciones a la DGT.

Me da lástima, sin embargo, que el Gobierno de España no aproveche el gran acierto que supone esta señal, para advertir a los ciudadanos de otras situaciones de riesgo similares. La concisión y precisión del lema invitan a señalizar otros lugares de igual o mayor peligrosidad, que no necesariamente están ubicados en nuestras carreteras. Pienso, por ejemplo, en una señal digital en la entrada de la web de Facebook: “Precaución. Tramo de concentración de políticos con tendencia al esnobismo digital”; sin duda, el más peligroso de los esnobismos. También me figuro un gran cartel en la puerta del complejo de La Moncloa: “Precaución. Tramo de concentración de asesores”. Otro, por ejemplo, en cada acceso a Madrid: “Precaución. Tramo de concentración de zanjas”. Otro cartel podría ubicarse en la puerta de la sede de los populares: “Precaución. Tramo de concentración de pelotas”. Y otro inevitable en la entrada de la calle Ferraz: “Precaución. Tramo de concentración de vendedores de humo, trileros y embaucadores varios”. Pero sin duda, lo más urgente es situar un cartel gigantesco, luminoso, sonoro y saltarín, en el Ministerio de Fomento, con un lema que es más bien un clamor popular: “Precaución. Tramo de concentración de incompetencias”. Y si queda hueco en el cartel,un apunte a la señal:“Peligro. Tramo de incomprensible ausencia de dimisiones”.

 
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