Dos años después, Fidel Castro reaparece

La celebración del 55 aniversario del asalto al Cuartel Moncada contó nuevamente con la impronta de Fidel Castro. El gran cartel con su sonrisa y el puño elevado se enmarcó en la foto del joven asaltante con José Martí de fondo. Delante, el podio con la figura pequeña de Raúl Castro, quien leyó un discurso iniciado con frases del Comandante en Jefe 35 años antes, y continuación del último pronunciado por él 2 años atrás en igual fecha.

5 es el número simbólico de este aniversario, porque en la alocución se destacó la entrada triunfante en esa fortaleza el primero de enero de 1959, exactamente cinco años, cinco meses y cinco días después del frustrado asalto. 5 meses han pasado desde que Raúl Castro tomara posesión como Presidente del Consejo de Estado y el Consejo de Ministros y, después de escuchado el discurso, gran parte del pueblo cubano se pregunta donde quedaron las promesas de cambios realizadas el 26 de julio de 2007y el 24 de febrero pasado.

Lamentablemente, se ha pasado de la ilusión incierta a la frustrante decepción y, finalmente a la peligrosa pérdida de credibilidad.   Muchos conservaban aún algo de esperanza de que Raúl Castro anunciara medidas liberalizadoras de la coraza contra la creatividad, la laboriosidad y el espíritu emprendedor de los cubanos. No obstante, el reciente Decreto-Ley 259 para la entrega de tierras resultó muy limitado, de manera que nublaba la posibilidad de permitir más licencias para trabajo por cuenta propia, conducentes al menos a las pequeñas empresas, y otras posibilidades. También había sido un mal augurio la arremetida contra los vendedores ambulantes, que luchan por su precario sustento.

Se retomó el atrincheramiento contra el enemigo yanqui, que en realidad está tan complicado en Afganistán e Iraq, y con sus conversaciones en el Medio Oriente, Corea del Norte e incluso Irán, que cada día resulta menos probable la absurda eventualidad de atacar Cuba. La política de embargo y ofensa verbal pierde adeptos al otro lado del Estrecho de la Florida y, aunque el Sr. Mc Cain promete la confrontación en caso de ser elegido presidente, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio de la presidencia. Mucho ha cambiado. La comunidad cubano-americana mayoritariamente desea los contactos con los hermanos de la Isla; congresistas, senadores y empresarios norteamericanos ven otras perspectivas en una coexistencia pacífica y los intercambios con Cuba.

Más aún, en caso de ganar, el Sr. Obama ha prometido flexibilizar los viajes y el envió de remesas por parte de los cubano-americanos, y eventualmente disposición a conversar con las autoridades cubanas, lo cual preocupa a los duros de La Habana, porque como expresara Armando Hart no desean la llegada de esa influencia nociva.

Eh ahí un sustancial giro en la lectura de Raúl Castro, quien en tres oportunidades anteriores había expresado disposición a conversar con el nuevo presidente: ¨Y junto con la producción, la defensa continuará sin descuidarse, independientemente de los resultados de las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos.¨ Para seguir desgranando los ejercicios militares, el acondicionamiento ingeniero del teatro de operaciones militares, la modernización del armamento y la superación y formación de oficiales, de los cuales este año se graduaron más de 2000, la mayor cifra en los últimos 10 años. En realidad, muchos se preguntan si está enfilado hacia los norteamericanos o para demostrar al pueblo el potencial que tiene que respetar, para que siga imperando el miedo y soporte todas las carencias y vicisitudes cotidianas.

El retorno a las posiciones intransigentes e inmovilista se apreció también al expresar: ¨Reitero que la Revolución ha hecho y continuará haciendo cuanto esté a su alcance para seguir avanzando y reducir al mínimo las inevitables consecuencias de la actual crisis internacional para la población. No obstante, debemos explicar oportunamente a nuestro pueblo las dificultades y así poder prepararnos para enfrentarlas. Hay que acostumbrarse no sólo a recibir buenas noticias.¨ Eso equivale a decir que tienen que seguir aguantando porque la culpa la tienen los malos en el exterior. La incógnita está en que el General ha dado las malas noticias, y los cubanos ahora escudriñan para encontrar las buenas.

Quizás se refiera a que después de tantos decenios sin agua en las provincias orientales, podrán empezar a tenerla, pero no sólo de agua viven los seres humanos. Posiblemente por eso continuó: ¨Los problemas y tareas fundamentales las seguiremos analizando con el pueblo, en particular con los trabajadores, con la misma confianza y claridad de siempre. Así buscaremos las mejores soluciones, sin preocuparnos por quienes en el exterior intentan sacar partido de esos debates.¨ Continúa pidiendo a los   cubanos que hablen para que hagan catarsis o para conocer y controlar el pulso de la sociedad. La referencia el exterior resulta incomprensible. En esta fortaleza cerrada poco influyen los aires de progreso.

Desazón es el sentimiento que ha dejado Raúl Castro, quien parece desperdiciar la oportunidad brindada por la historia de encausar Cuba en la salida de la crisis que vive desde hace muchos años. La provisionalidad le sentó mejor. Ojalá que el pueblo cubano no esté abocado a mayores carencias y represión por la obstinación del poder totalitario que se prepara para festejar los sólo 50 años de su absolutismo.

 
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