100 canciones para llevarse este verano

He venido a romper una promesa. Como lo leen. Había prometido que no lo haría pero he sentido la llamada de la responsabilidad. Por circunstancias que no vienen al caso –imagino que a todos ustedes se les habrá inundado el coche alguna vez- un ejemplar de mi libro “Haciendo Amigos”, editado hace un par de años, ha aparecido convertido en una especie de pasta. Como un amasijo de papel húmedo. Tinta corrida y restos de cola por todo el maletero. Si ustedes creen muy impactante la visión de una obra propia calcinada por un incendio es porque todavía no han visto ningún libro suyo sometido a las inclemencias de una inundación salvaje. Sentir una desgracia así en páginas propias es algo casi tan deprimente como los últimos diez años de la vida sentimental de mi amiga Britney Spears. Últimamente la cito en tantos rincones que casi puedo considerarla como parte de mi círculo de amistades. Ella no opina lo mismo. Ya saben como son las millonarias.

Del deteriorado ejemplar de “Haciendo Amigos” que me he encontrado hoy en el maletero sobresale una página borrosa. Mi artículo “ReggaeNeng”, publicado en 2005 en esta misma Tribuna de El Confidencial Digital. Aquel artículo era un repaso a la música veraniega del momento. Comprenderán que aunque prometí no hablar de estos discos tan guasones en este 2008, el encontronazo con el artículo, la inundación y demás metáforas constituyen una ristra de provocaciones insalvables. Rota la promesa, me he lanzado a escuchar los dos o tres recopilatorios del momento.

El Caribe Mix 2008 abre su repertorio con el “Chiki Chiki”. El reggaeton vuelve a ser la estrella, un año más. Mala hierba nunca muere. El segundo corte, “Perdóname” de La Factoría. Una canción que podríamos considerar una obra maestra en comparación con el resto del disco. Siempre y cuando no tengamos en cuenta esta extraña incursión del verbo “comer” en el contexto de una tormenta sentimental: “Como quieres que te perdone si te fuiste de mi lado / sin dejarme ninguna explicación / no te importó si yo comía o sufría”. Hay que recordar a La Factoría que, ya puestos, “harpía”, “bujía” y “rugía” también riman con “sufría” y “partía”. En fin, pelillos a la mar.

Uno de los mejores momentos –para mondarse de risa- de este álbum nos lo regala Elvis. No Presley, sino Crespo. Su disco se llama “Regresó El Jefe”. Y su canción estrella es “La foto se me borró”. Durante toda la canción Elvis se lamenta por haber perdido la foto de su amada. Terrible desgracia. Al parecer, Elvis Crespo había inmortalizado a su amor platónico con la cámara de su teléfono móvil. Lamentablemente se le borró: “se me borró el día tan hermoso (…) se me borró aquel abrazo de oso”, lloriquea Elvis. Y ustedes se preguntarán, ¿cómo es que Elvis perdió la foto de su amada? Él mismo nos explica sin rodeos en la propia canción. Reparen en la crudeza del final del relato: “la batería se agoto, y [la foto] desapareció”. Maravilloso desenlace, Elvis. Lástima que parece perder definitivamente el juicio en la recta final de su canción: “Y ahora dale copy paste al mambo / esto tiene boom boom, dale / esto tiene boom boom vamo allá / ah, zone d’ tambora”. Una pena. 37 años, la criatura puertorriqueña… Un consejo, Elvis: cambia de teléfono móvil.

Otra canción al azar: “Amor de pobre”, de Zion. La historia es recurrente. Un chico pobre quiere salir con una chica no tan pobre. Nada más empezar, Zion expone sin cortapisas su complicada situación de desaceleración económica: “no tengo casa frente al mar / ni un jate de un millón / no tengo una Master Card / ni una mansión / no tengo un carro europeo / y tampoco tengo dinero”. Después, a medida que avanza la letra, intenta ponerse romántico, pero no pasa de trágico: “Baby yo ando sin gata / pues me cogiste en las vacas flacas / pero eres mi candidata / trata, de la barata / si no hay pa botellas pedimos de latas”. Especialmente hábil está en una de las últimas rimas: “Yo no quiero Bacardí, ni entrar al VIP, yo simplemente te quiero a ti...”. Si Quevedo, Machado o Ronaldinho levantaran la cabeza, avergonzados, abandonarían la literatura después de esta exhibición artística que Zion realiza casi sin despeinarse.

El resto de los recopilatorios examinados son más de lo mismo. Si tiene usted buen gusto musical le tocará sufrir este verano tanto o más que los anteriores. Y si se desespera en cada semáforo porque el de al lado se empeña en martirizarle con éstos y otros “éxitos” estivales de caribeña procedencia, le daré un consejo: pásese por Popes80.com. Allí encontrará fácilmente el reportaje “100 canciones para llevarse de vacaciones este verano”. Un especial, con la mejor música española de los últimos tiempos, que hemos elaborado con el único fin de librar cruentas batallas sonoras en cada semáforo y en cada playa. Si le convence la propuesta de esas 100 canciones, contribuya a la causa. Suba el volumen.

 
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