Demagogia y Memoria Histórica

El sofisma de Susana Díaz chirría por todos lados. Da la razón a quienes ven a los políticos como actores permanentes de un teatro en el que pretenden escribir el guión, adjudicar los papeles protagonistas y los secundarios, según su conveniencia momentánea, y encima les parece que el público no se entera de nada.

En definitiva, una demagogia persistente, en la que les parece que las palabras pueden envolver siempre la realidad, disimularla, y que todo es cuestión de envoltorio, de ropaje, de vestuario de un teatro de principiantes. Así me han sonado las palabras de Susana Díaz: esperpénticas y hasta insultantes.

Unas palabras de la líder andaluza que pretenden distanciarse de Pedro Sánchez, a la vez con el fin de cortejar a los que propugnan una vuelta hacia atrás de modo permanente, entre quienes se encuentra ella misma.

La denominada “memoria histórica” n es una cuestión prioritaria para los españoles, pero para ciertos sectores políticos sí lo es ahora. En los gobiernos de Felipe González – y eso que estaba más reciente Franco – no se prestó ninguna atención a estas cuestiones ni la sociedad lo pedía. Ahora la sociedad no lo pide, pero ciertos políticos están empeñados. Sospechoso: gato encerrado.

En sí misma la expresión “memoria histórica” es un contrasentido. Toda memoria es histórica por definición, pues en caso contrario no es memoria. A su vez, lo histórico abarca el pasado y el presente, también por pura definición, y si sólo mira atrás no es historia. Nosotros, hoy, somos parte de la historia, y es falsear la realidad omitir el presente.

¿Por qué ese empeño del PSOE ahora? Es una maniobra electoral más para arrebatar votos a Podemos y a Izquierda Unida, a la vista ya de unas inminentes elecciones autonómicas y municipales, y gobernando en España – según ha anunciado Pedro Sánchez como intención - hasta 2020, salvo que se tiren los trastos a la cabeza los ocho partidos que sostienen a Sánchez. Nos esperan muchas sorpresas a los ciudadanos en estos meses, ante la perplejidad de unos, el enfado de otros y el desdén de otros. Hay que desenmascararlo.

Zapatero sacó adelante la ley de Memoria Histórica. Ahora se reaviva y acentúa. Tal vez se ve una ocasión única para hacerlo, con fines inconfesables, ya que la mayoría ciudadana no lo pide. De paso intentan distraernos de los problemas reales del país, que siguen siendo el paro, las pensiones, Cataluña, la financiación autonómica, la enseñanza, las familias, la corrupción política- también en Andalucía, Susana Díaz, y no pequeña precisamente según la justicia, en el PSOE andaluz – o la sanidad.

 
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