El doble pulso de Ibarretxe

Con su decidida voluntad de llevar adelante su referéndum secesionista, el lehendakari Ibarretxe está echando un doble pulso: por un lado, al Estado, porque no hay que ser un gran experto en leyes para saber que ese referéndum, caso de producirse, sería ilegal por inconstitucional. Y por otro, también echa un pulso a la propia sociedad vasca, ya que con este tipo de iniciativas se ahonda aun más en su fragmentación y división.

Es de esperar que el pulso al Estado, no lo gane Ibarretxe. El Gobierno central ya ha anunciado que caso de aprobarse el próximo día 27 en el Parlamento Vasco el proyecto de ley remitido por el Gobierno Vasco y que pretende habilitar la consulta para el 25 de octubre, será recurrido inmediatamente ante el Tribunal Constitucional lo que supondría la suspensión “ipso facto” de dicha iniciativa.

En cuanto al pulso a la sociedad vasca, tendrá que ser esta la que en las próximas elecciones autonómicas –que podrían adelantarse al próximo otoño si la convocatoria de referéndum del lehendakari no es aprobada por el Parlamento Vasco o es recurrida por el Gobierno central- diga si quiere seguir siendo gobernada por un partido, el PNV, con el apoyo de EA y de IU, y por un lehendakari que en los últimos siete años se ha dedicado fundamentalmente a dar vueltas a la mima noria, la de su plan secesionista, o por el contrario, apuesta por un cambio y aupa a la Presidencia del Gobierno Vasco a un lehendakari de un partido de ámbito nacional, que tal y como están las cosas, no sería otro que el líder del PSE, Patxi López.

Más allá de este doble pulso, lo que resulta de todo punto inaceptable es que con una ETA en plena ofensiva terrorista, el lehendakari, su partido y el Gobierno Vasco se dediquen a estas zarandajas en lugar de poner todo el empeño y el esfuerzo por acabar de una vez por todas con la banda terrorista.

El hastío y el cansancio que producen este tipo de iniciativas políticas que no se corresponden en absoluto con una demanda y una necesidad social, se pueden volver en contra de sus promotores. Hay dirigentes del PNV –El Diputado General de Vizcaya, José Luís Bilbao o el Alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, por ejemplo- que no están de acuerdo con esta “hoja de ruta” en la que tanto empeño ha puesto el lehendakari y así lo han expresado públicamente.

Pero en el PNV viven todavía con el trauma que les supuso la escisión sufrida en 1986 que dio lugar al nacimiento de Eusko Alkartasuna y no quieren tensar tanto la cuerda si existe el peligro de llegar a una situación similar a la vivida entonces. Por eso Ibarretxe juega con ventaja dentro de su partido, amén de que en este, el alma soberanista tenga un entronque mayor que la que podría denominarse pragmática o autonomista. El lehendakari se ha empecinado con su plan secesionista y le puede salir muy mal, tanto en términos de confrontación con el Estado como en provocar un clima social que se vuelva contra él y contra su partido en las próximas elecciones autonómicas. Quedan pocos meses para salir de dudas.

 
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