Un feo a la democracia

Una de la forma mas habitual y al mismo tiempo exacta de definir la democracia es decir que esta es “un régimen de opinión pública”, queriendo con ello significar el papel relevante que en un sistema democrático juegan los medios de comunicación, como intermediarios entre los gobernantes y los gobernados. Por ello es tan importante que los poderes públicos no solamente respeten sino que faciliten la libertad de expresión y la de información; es decir, el derecho que tienen todos los ciudadanos a recibir una información libre y verdadera.

Recuerdo estos principios tan elementales de una democracia, porque desde hace ya algún tiempo asistimos en nuestro País a una serie de comportamientos de la clase política que se compadecen muy mal con ese derecho a la información que asiste a los ciudadanos y del que los medios de comunicación son cooperadores necesarios.

Cada vez es mas frecuente que se convoquen ruedas de prensa en la que no se admiten preguntas de los periodistas, sino que es un monólogo del político de turno; o que un responsable público eluda a los medios de comunicación cuando hay una cuestión de actualidad que le resulta incómoda de responder; o que salga por peteneras cuando se le pregunta por un tema concreto. O que solo de entrevistas en medios “amigos” donde sabe que a va a estar cómodo y sin preguntas comprometidas.

El paradigma de esta situación se está viviendo en los últimos meses en el PP, a raíz del caso Gürtel. El presidente de los populares, Mariano Rajoy, lleva muchas semanas sin someterse en rueda de prensa a las preguntas de los periodistas e incluso es habitual que no se detenga ante ellos con motivo de los diferentes actos públicos a los que acude, dando una impresión huidiza muy poco inteligente. La secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, suele convocar comparecencias públicas en la sede de la calle Génova es las que no hay preguntas o a lo sumo muy pocas. El Presidente de la Generalitat, ante la pregunta de que ha hablado con Rajoy en su reunión secreta en el Parador de Alarcón, responde con una boutade: de la dimisión de Zapatero. Son sólo uno ejemplos de ese mal comportamiento de los dirigentes populares que demuestra muy poco respeto por las reglas y usos del sistema democrático.

Bien es verdad que esta es una práctica no sólo achacable a ellos, sino que también otras formaciones políticas o algunos ministros del Gobierno no están libres de toda culpa. Quien sale perjudicado en primer lugar es el propio sistema democrático, lo que es lo mismo que decir que los ciudadanos que se ven privados de una información a la que tienen derecho.

¿Qué pueden hacer los medios de comunicación al respecto? De entrada no asistir a comparecencias de responsables políticos que de manera habitual y sin un motivo que lo justifique no admitan preguntas. ¿Se imaginan cuanto tiempo tardaría en rectificar su conducta ese político de turno que viese que los medios no acuden a su llamada? Los medios de comunicación, los periodistas no son meros actores pasivos en el gran teatro de la opinión pública. Tienen un papel relevante que jugar y no pueden ni deben renunciar a ello. Quien no lo entienda así, peor para el.                  

 
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