El fracaso de un cristiano

“El fracaso de un cristiano. El otro Herrera Oria”. Editorial Tecnos, 2009. El filósofo Agapito Maestre, que firma este libro, me había hecho pasar grandes ratos con “Leer por libre” no hace tanto tiempo. Por eso me lancé a leer este nuevo ensayo, aunque el tema a priori no me resultara especialmente estimulante: la figura, la obra y, sobre todo, la acción del cardenal Herrera Oria. Periodista. Sacerdote. Fundador de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Director del diario católico “El Debate” durante más de veinte años. Fallecido en Madrid 1968 y enterrado en la catedral de Málaga.

Lo primero que llama la atención es la forma en que el autor introduce al lector en los diversos personajes que circulan por el texto. Agapito Maestre se entretiene dando vueltas alrededor de cada uno de ellos, desde Azaña hasta Ortega y Gasset, subrayando sólo pequeños trazos de sus biografías, como los selectos picotazos del pájaro que come fruta en un árbol -si me permiten el resbalón pastoril-. Al fin y al cabo el autor sabe enfocar la obra hacia Herrera Oria, sin desviarse en exceso hacia ninguno de los apasionantes hombres y mujeres que coprotagonizan con él los diversos capítulos del libro. Sabe que no aparecen en sus páginas sólo por lo que fueron para España, para la literatura, para el pensamiento político, o para la filosofía. Figuran, sobre todo, por sus encuentros o desencuentros intelectuales con el fundador de la ACNP y con su acción, con su intensa vida de acción.

Hacia el ocaso del texto Agapito Maestre escribe algo que impregna todo el libro: “el fracaso de Herrera no es nada, acaso una anécdota, comparado con el fracaso de la sociedad española”. Y añade poco después: “la cuestión del fracaso del ciudadano cristiano trasciende al propio mundo cristiano. Se trata del fracaso del ciudadano de España”. Un fracaso, el de Herrera, nunca definitivo. Un fracaso en vida que nunca dio paso a la desesperación o al abandono: “Herrera, sí, fue derrotado múltiples veces, casi vivió instalado en el fracaso, pero siempre rectificó. Se levantó. Vivió erguidamente”. Tal vez porque todo es más sencillo cuando se va con la verdad por delante, con las ideas claras, y con un deseo en el corazón: ser ciudadano cristiano.

Como siempre habrá interpretaciones retorcidas, conviene resaltar que el “fracaso” al que se refiere el autor durante todo el libro puede dar lugar a algunos equívocos. Especialmente si son equívocos intencionados. Naturalmente, Herrera no perdió. Su vida, no esta que tan sólo dura un suspiro, sino la que realmente le importaba, la ganó con creces. La tiene. El fracaso es contemplar sus proyectos y compararlos con lo que asoma por la calle hoy. Contrastarlo con la España de nuestros días. Y el fracaso se vuelve en realidad, un retroceso a lo peor. A esto: “El ciudadano cristiano, el hombre inspirado por principios cristianos dispuesto a participar en el proceso público, sigue siendo juzgado con recelos y sospechas, especialmente en los ámbitos agnósticos y ateos, cuando da testimonio de su creencia. La derecha liberal y, a veces, creyente tampoco le concede mucho crédito y tiende a reducir la creencia cristiana a un ámbito íntimo y privado”. En cierto sentido, no hay nada más opuesto al mensaje cristiano que las catacumbas. Mejor dicho: no hay nada más opuesto al cristiano que la complacencia en las catacumbas. Por eso Herrera quemó su vida intentando ser ciudadano cristiano, intentando ser fiel a Dios y “a la nación, a la ciudadanía”.

Pero no se engañen. No habría traído “El fracaso de un cristiano” hasta esta tribuna si estuviéramos ante una vulgar biografía. Tampoco si fuera un texto histórico. Ni siquiera un tratado religioso. Se nota y se agradece que el autor no haya sufrido la presión de hacer un retrato de Herrera históricamente objetivo y pormenorizado, y de los principales hombres que, para bien o para mal, se cruzaron en su camino. Esa libertad con la que Agapito Maestre afronta la figura del cardenal Herrera Oria es la clave que hace de este texto un libro de filosofía, un ensayo filosófico. Eso es “El fracaso de un cristiano”. Filosofía. Una lectura amena y participativa. Abierta. Una tozuda y constante invitación a pensar.

 
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