Los seis hijos de Brad Pitt y Angelina Jolie

Se comenta que son varios los motivos que han causado la ruptura. El egoísmo de Angelina parece molestar a su pareja. Quejoso y apesadumbrado ni encuentra en ella a una madre entregada a sus pequeños ni a la mujer “ideal” que alcanza hacer compatible su tarea profesional con la propia del hogar.

Por lo visto desde que comenzó a rodar su última película decidió delegar en su pareja las tareas habituales del hogar las propias del día a día. Organizar la casa, atender a los niños con sus deberes y tareas diarias, cambiar pañales, consolar al niño que llora o corregir a aquel que incordia a su hermano, éstas y otras innumerables ocupaciones o las aceptas y reconoces el valor que ostentan o irremediablemente se convierten en pesadas cargas repletas de incomodidades, e insatisfacciones.

Además, al parecer ambos manifestaban que el cuidado de los niños les impedía estar a solas en casa. En fin, ya se sabe que difícilmente se hallará una casa vacía al tratarse de una familia numerosa, pero, de ahí a no poder encontrar los momentos de intimidad, hay un abismo.

Aún hay un motivo más, tal vez, la causa principal de la ruptura. Brad tenía la ilusión de convertir a su novia en su esposa. Pensaba que la familia que habían formado no era sólida, precisaba de un sustento más consistente y eficaz. ¿Por qué no casarse? Sin embargo, para Angelina el matrimonio era un compromiso serio al que ella no estaba dispuesta a asumir.

De alguna manera, nuestra vida gira en torno a numerosos compromisos –de cumplir con la palabra dada-, y en la mayoría de los casos no vacilamos en adquirirlos. Sin lugar a dudas la persona que de verdad se compromete con alguien está mejor capacitada para alcanzar una vida llena. Por ejemplo, un trabajador comprometido y disciplinado con su trabajo proporciona una retahíla infinita de beneficios no sólo para su empresa sino también para sí mismo. Sin embargo, ¿por qué, existe el miedo al amor comprometido? tal vez sea la desconfianza en uno mismo o hacia el otro, pero, lo cierto es que ese miedo al compromiso incondicional tiene su raíz en no querer amar y en no querer ser amado en plenitud.

En realidad, las parejas que cohabitan son por regla general más frágiles y débiles que los matrimonios. Los estudios indican que el 50% de los hijos nacidos en parejas de hecho sufren la separación de sus padres antes de cumplir los cinco años. Lo que significa para los hijos un mayor riesgo de vivir en una familia inestable carente de auténticos compromisos. Por lo tanto, esos niños pueden ser más proclives a experimentar la inseguridad, la desconfianza y el miedo a asumir sus propios compromisos.

Numerosos estudios demuestran que el matrimonio tiene muchos beneficios tanto para los esposos como para los hijos: favorece la unión estable de hombre y mujer, mejora la salud física y psíquica, y además alarga la vida.

La relación que no se fundamenta en el matrimonio no alcanza el mismo nivel de compromiso moral y legal. El matrimonio goza de una naturaleza propia con características esenciales y finalidades concretas, no es una simple unión de dos personas. Cuando una pareja contrae matrimonio proclama públicamente su amor reciproco, y prometen estar unidos, entregarse y amarse para siempre. Es en ese compromiso para siempre donde se apoya y descansa la estabilidad.

 
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