La inocentada que se hizo realidad

El pasado 28 de diciembre ofrecimos en Popes80.com nuestra tradicional inocentada. En 2005 buena parte de los lectores se habían tragado –nunca mejor dicho- el titular de la ingestión de vinilos: “Conocidos rostros de la música española participan en concurso americano de 'ingestión' de vinilos” (publicado en Popes80.com el 28 de diciembre de 2005). En 2006 intentamos una nueva vuelta de tuerca con un tema de total actualidad: la obsesión del actual gobierno por prohibirlo todo. Apuntamos, como no podía ser de otra forma, hacia el alcohol y el tabaco.

Así, en el titular, anunciamos a bombo y platillo: “El Gobierno eliminará las alusiones al tabaco y al alcohol en la música, el teatro y el cine”. Y encima, una gran foto de la ministra Elena Salgado en comparecencia oficial. Con su banderita de España, su gesto de preocupación y el ramillete multicolor de micrófonos y grabadoras sobre la mesa. Ya en el interior de la noticia se advertía que “según fuentes del propio ministerio, la puesta en marcha de esta campaña supondrá la prohibición de ‘cualquier tipo de mención o alusión’ a elementos ‘nocivos para la salud pública’ como son ‘el alcohol y el tabaco’, en representaciones artísticas ‘a las que pudieran tener acceso menores de edad”. Aunque se señalaba que la ley afectaría sólo a la música en directo –no a las canciones ya grabadas- se añadía también en la falsa información que “grupos como Siniestro Total, Ramoncín, Los Secretos o Desmadre 75 tendrán que modificar en sus conciertos las letras de canciones como Litros de Alcohol, Que corra la nicotina, Quiero beber hasta perder el control o el clásico Saca el güisky Cheli”.

Completamos la broma abriendo un foro donde los lectores podían comentar la “nueva medida” de la ministra de Sanidad. Entre decenas de mensajes tan sólo cinco o seis insinuaban que podría tratarse de una inocentada. A pesar de que la noticia era “rigurosa”, extensa, “documentada” y estaba acompañada de multitud de declaraciones que mezclaban ficción y realidad, me dejó pensativo la reacción de la audiencia. O nosotros teníamos una credibilidad a prueba de bomba o aquella inocentada no era tan disparatada.

Al día siguiente, 29 de diciembre anunciamos que se trataba de una inocentada. Y allí terminó la historia. Risas en el foro de los lectores, algún que otro insulto amistoso hacia la redacción del portal y unos pocos visitantes aislados que advertían que tal vez en poco tiempo aquello podría pasar de ser una inocentada a ser realidad.

Prometo que no teníamos ninguna información especial para pensar que apenas dos meses después íbamos a darnos de narices con la polémica Ley del Alcohol que ha estado rondando en las últimas semanas por todos los medios de comunicación. Me aterra pensar que algo que la redacción de Popes80.com escribió de la forma más disparatada posible haya coincidido después en gran parte –salvando las distancias- con los argumentos y la idea del Gobierno en su nueva Ley del Alcohol. Ley que, por cierto, finalmente han tenido que guardar en un cajón tras quedar demostrada su tremenda impopularidad. Cualquiera sabe que en España con las cosas de comer no se juega.

Es cierto que lo que hemos conocido de la ley no iba dirigido a la música o al teatro sino más bien a otros aspectos, como los anuncios de alcohol en los medios. Pero el problema es que los argumentos que ha empleado el Gobierno para defender –hasta que se han cansado de defenderla- la Ley del Alcohol sirven perfectamente para extender las prohibiciones, en un futuro, al cine o la música en directo. Son los mismos planteamientos, por absurdos que parezcan. Los menores tienen el mismo acceso a la tele en una determinada franja horaria, a un periódico, o una revista que a un disco de Siniestro Total donde se canta aquello de “vamos muy bien, borrachos como cubas”. Quizá hasta tengan más a mano el disco.

Si la ministra Salgado hubiera entrado en el foro de los lectores de Popes80.com el pasado 28 de diciembre no habría tenido que navegar a la deriva durante las últimas semanas. Se habría ahorrado los disgustos al comprobar que, en efecto, la gente de la calle –de todo color y condición como son los lectores de un portal de música- no tiene intención de aceptar más leyes represivas y obsesivas contra las libertades individuales.

Y esta es la historia de la inocentada disparatada que se hizo realidad –o casi- en tiempo récord. Prometo que a finales de este año, el Día de los Inocentes, no jugaremos a inventarnos las chifladuras más exageradas que pueda hacer este Gobierno. No sea que acertemos.

 
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