De la inspiración al plagio

Nada ocurre sin antecedentes y hace un par de meses alguien me preguntó si yo escribía en el diario de una capital de provincias famosa por su plateresco y –con perdón- por sus chorizos. Le dije que no.

Lo que no sabía es que estaba escribiendo en dicho periódico aunque por hombre interpuesto. No daré nombres ni del periódico ni del periodista porque no me interesa hacer daño sino corregir un abuso. Sí daré ejemplos:

IGNACIO PEYRÓ:

En el Madrid político, las conspiraciones descansan de julio a septiembre, y este desproporcionado periodo de silencio administrativo nos confirma que ser diputado es ante todo una suerte. En estos momentos los becarios asaltan las redacciones y los periódicos pierden peso y descuidan la puntuación. Como cada año, volvemos a descubrir que el verano español es algo perfectamente serio.

ARTICULISTA B:

En política las conspiraciones descansan de julio a septiembre, lo que nos confirma que ser diputado es ante todo una bendición. En estos momentos los becarios asaltan las redacciones y los periódicos pierden peso y descuidan la puntuación. Como cada año, volvemos a descubrir que el verano español es algo perfectamente serio. No como sus políticos, que son de coña.

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IGNACIO PEYRÓ:

Tiene veinticinco años, una cotización ascendente, la mejor posición en el trampolín y un trato de tanta naturalidad con el poder como con las groupies de su gabinete de prensa. Entre sus dones está no perder ni un dato, ni un nombre, ni un minuto: en realidad, es una galerna de determinación que llega al bar y es el rey del bar, con un cañón de luz tras la cabeza; alguien que podría quitarte la novia con la compensación de darte la mano. Dan más ganas, en realidad, de pedirle una concejalía. Es listo aunque no intelectual, con un superávit de energía que le lleva a fatigar por la mañana Pinto y por la tarde Valdemoro cuando a su misma edad otros seguimos con las copas. Político yogurín, rápido y pragmático, con actividad que le quita tiempo para la vanidad. Hasta Churchill fue joven y a él le espera un gran futuro aunque esto se haya dicho ya de tantos.

 

ARTICULISTA B:

La Nueva Generación tiene veintiocho años, una cotización de Íbex 35, la mejor posición en el trampolín y un trato tan espontáneo con el poder como con las groupies de su gabinete de prensa. Es listo aunque nunca será un intelectual y entre sus virtudes está no perder ni un dato, ni un nombre, ni un minuto. Alguien que podría penetrar a tu novia ante ti con la compensación de darte la mano. Y en lugar de clamar venganza, le pedirías una concejalía. Hasta Kennedy fue joven, dirá.

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IGNACIO PEYRÓ:

(A Zapatero) lo vemos todavía llevar el traje de presidente con aire indudable de provisionalidad, como si fuese a la boda de una prima, rígido en el corte, falto de la auctoritas y del gesto severo que tienen los mandatarios de países donde se exige algo más que simpatía.

ARTICULISTA B:

Lleva el traje de presidente con aire indudable de provisionalidad, como si fuese a la boda de una prima, rígido en el corte, falto de la auctoritas y del gesto severo que tienen los mandatarios de países donde se exige algo más que simpatía.

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Estos calcos sorprenden menos que algunos giros, algunas expresiones, frases aquí y allá. Yo escribo: “el millonario mexicano Plácido Arango, doblemente misterioso por millonario y por mexicano”, y el articulista B escribe “el místico comunista Julio Anguita, doblemente misterioso por místico y por comunista”. Copia también mi autorretrato, entre otras cosas, en una página web. El aseteo es permanente y minucioso, sea al hablar de literatura o de política. Lo hace con total desenvoltura. No me cita casi nunca. Casi nunca entrecomilla.

El arte mayor viene cuando mezcla de dos o tres cosas que uno ha escrito. Aquí empieza citándome pero luego copia otras frases y atribuye a Umbral un consejo que es mío. La pieza es del siete de este mes. Los calcos van en cursiva:

“Ser sorprendente es la manera más sutil de estar encima”, decía mi admirado Peyró. Julián tiene una mujer con una elegancia que por lo general sólo tienen las viudas, mientras Lanzarote, como todos los suyos, amordazaba medios a medias. Julián puede llevar desde noviembre sin dormir, mientras Lanzarote se desayuna periodistas con un superávit de energía que induce a pensar que ha nacido en una marmita de ‘isostar’. Según Ortega, hay insomnios por exceso de atención. A Lanzarote le consideran ya un cadáver político archivado en el Archivo, por eso hoy me doy el gustazo de hablar bien de Julián. Sólo un consejo que daba Umbral: “¡No se subestime! Piense que siempre podía haber sido socialista”.

Por supuesto, entiendo que Umbral decora más que uno pero no creo que al finado le hiciera gracia la atribución de frases mías.

El asunto es de una envergadura microscópica pero si esto pasa, hay que aclararlo. Una cosa es inspirarse y otra cosa es copiar. Una cosa es imitar y otra es plagiar. Una cosa es un guiño y otra un calco. No te pido generosidad sino respeto: cópiale a quien se deje, no a mí. Vale.

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