No a esos noes a la LOMCE
Se oyen tales barbaridades acerca de la LOMCE, que uno debe esforzarse por mantener el juicio sereno y que no se trasforme en respaldo entusiasta lo que al principio era solo un apoyo escéptico y parcial. «Ah, entonces, ¿tú estás a favor de la nueva ley?» Lo que tengo claro es que cada vez estoy más en contra de los que están en contra según van engrosando el trazo de sus críticas y mellando el filo de sus argumentos. Esto no significa una adhesión sin matices al contenido del texto legal. De hecho, creo que se queda bastante corto en cuanto a las medidas concretas que van a aplicarse, aparte de las reválidas, para conseguir el objetivo que se enuncia: la mejora de la calidad educativa. Y hay aspectos cuyo presunto beneficio real aún no se me alcanza, como la mayor autonomía para los centros y el aumento del poder de decisión que tendrá el equipo directivo.
El resto, lo menos importante, es lo que nos importa más. Parece que en España suena todas las mañanas a las seis en punto el I Got You Babe de Sonny & Cher, y nos despertamos una y otra vez en la década de los treinta. Toda la escandalera vuelve a venir por donde siempre: la religión y los particularismos. Hoy —escribo en jueves— se han reunido en el Congreso la izquierda parlamentaria casi en pleno, grupos nacionalistas, varios sindicatos de enseñanza y la CEAPA para mostrar su rechazo al proyecto de Wert. Por poner dos casos, el representante de ERC ha dicho que está redactado por Rouco Varela. El de CiU, que va contra el modelo plurilingüístico y la cohesión social. Son dos opiniones muy extendidas, por separado o al alimón, entre quienes se oponen a la LOMCE. Cada cual que piense lo que crea oportuno, pero hay que basarse en realidades y no en andróminas.
Cualquiera diría que aquí está a punto instaurarse una teocracia. La asignatura de Religión va a seguir siendo optativa. Que se evalúe y compute para la media cuando se ha escogido..., ¡lógico! Estamos hablando de conocimientos teóricos. Puestos a no evaluar ni computar —y tampoco es que quiera abrir polémicas tontas—, vería más lógico que no contase la incapacidad para tocarse la punta de los pies sin doblar las rodillas, caso verídico que atestiguo: por este motivo, en Educación Física, Marcelina me ponía espléndidos doses que permanecían como manchas de inepcia en el expediente de BUP. Por otra parte, tocante al supuesto centralismo uniformador de la ley, hay que tener rostro de pedernal para decir que va contra el modelo plurilingüístico. Y eso que Wert solo se atrevido a abrir un mínimo ventano en el muro hasta ahora infranqueable de esa inmersión que niega la libertad de elegir algo tan tremebundo como la lengua oficial del Estado. A ese tipo de noes a la LOMCE digo no.
