El “riesgo” se llama ZP

La última "ocurrencia" del Presidente del Gobierno ha consistido en decir que está dispuesto a "arriesgar" para lograr el final de ETA. Por supuesto que Zapatero no consideró oportuno ni necesario profundizar en el sentido de esa declaración y explicar, por ejemplo, que es lo que había que "arriesgar". La declaración en sí es por tanto  vacía, hueca, demuestra una inmadurez política altamente preocupante y un desconocimiento de la naturaleza de una banda terrorista como ETA que es como para echarse a temblar. Pero además si se analiza el momento en que la hizo, la estupefacción que produce es aun mayor.

Mientras que  ZP soltaba esa "boutade" en una entrevista en Radio Nacional de España, funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía detenían en pleno centro de Valencia a dos miembros de ETA que tenían la intención de asesinar a un teniente-coronel del Ejército el pasado sábado, en la jornada de reflexión del referéndum sobre la Constitución Europea. Hay que suponer que antes de hablar en RNE, ZP se habría leído los periódicos y por tanto tendría perfecto conocimiento de la carta que el actual jefe operativo de los comandos de ETA, un "descerebrado" que responde al alias de "Txeroki" había enviado al etarra Javier Pérez de Eulate detenido recientemente en Basauri. En dicha misiva, el tal "Txeroki" le decía a su compañero etarra que había que poner urgentemente "muertos encima de la mesa" e incluso concretaba algo mas: "poner patas arriba a algún uniformado", en clara alusión a los  miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y del Ejército.

Estas eran las dos referencias inmediatas que enmarcaban las declaraciones de ZP. Pero, evidentemente, no se pueden ni deben olvidar, las de las semanas anteriores: el coche-bomba cargado con 40 kilos de explosivos que ETA coloca en Getxo el 18 de enero; la bomba contra un hotel de Denia días mas tarde y el más reciente coche-bomba, con 30 kilos de explosivos que la banda terrorista hizo explotar en el recinto ferial Juan Carlos I de Madrid, el mismo día que los Reyes de España y el Presidente de México van a inaugurar la conocida Feria ARCO.

Por lo tanto, la pregunta que hay que plantear al Presidente del Gobierno es muy sencilla: ¿nos puede decir lo que hay que "arriesgar" para acabar con ETA? Sencillamente resulta impresentable la postura que está manteniendo Zapatero en la lucha contra el terrorismo. Está demostrando una falta de liderazgo, una ausencia de criterio, una impericia para tratar y gobernar tan delicado asunto, que si se tratara de otra cuestión todavía podría tener un pase, pero cuando estamos hablando del problema que más ha preocupado y preocupa a los españoles, que ha causado 817 asesinatos y unos 3.000 heridos, la respuesta a ZP tiene que ser clara y contundente: ¡deje de hacer tonterías señor Presidente!

El problema de fondo es que Zapatero se ha creído que le ha tocado ser el "príncipe pacificador" que acabe con ETA. Y a lo mejor, ¡ojalá! eso es así, pero lo que no se puede permitir ningún gobernante ante esta cuestión es cometer errores de bulto, porque ETA es especialista en oler la debilidad del que tiene enfrente y entonces es implacable. Porque error de bulto es mandar, como ha hecho el Presidente del Gobierno en los últimos meses, continuos mensajes a la banda terrorista y a Batasuna, de que está dispuesto a negociar, a  hablar con ellos.

Error de bulto fue el discurso melifluo, complaciente, de Zapatero durante el debate del Plan Ibarretxe en el Congreso de los Diputados; error de bulto ha sido consentir que algunos dirigentes del PSE hayan estado hablando con Batasuna en los últimos meses. Error de bulto ha sido separarse del PP y de lo que dice el Pacto por las libertades y contra el terrorismo, y, sin embargo, tener grandes sesiones de sofá secretas con los líderes del PNV y de ERC.

Pero la realidad es muy terca y, a pesar, mejor dicho, por esos esfuerzos negociadores de Zapatero, ETA ha sacado pecho en los últimos meses y hoy todo el mundo sabe que la banda terrorista, si puede, va a volver a matar, algo que no hace desde mayo del 2003. Todo el  mundo, menos al parecer el Presidente del Gobierno. Por eso, el "riesgo" a correr en la lucha contra ETA tiene actualmente un nombre: José Luis Rodríguez Zapatero. Más que un "riesgo", el Presidente se ha convertido en esta delicadísima cuestión en un auténtico "peligro público" por la irresponsabilidad demostrada hasta el momento.  

 
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