Confidencias a su equipo de confianza

Ada Colau no tiene claro si dar el salto a la política nacional

Ha decidido presentarse a la reelección a la alcaldía de Barcelona, pero se declara decepcionada por la deriva de Podemos y de su propio partido en Cataluña

Ada Colau y Pablo Iglesias.
Ada Colau y Pablo Iglesias.

De los escraches y las concentraciones para frenar desahucios, a gobernar la segunda ciudad de España: Ada Colau personifica la llegada a las instituciones de activistas sociales al margen de los partidos tradicionales de España. Pero Colau apuntaba incluso a una carrera a nivel autonómico y nacional, algo que la propia alcaldesa ahora se está replanteando.

El 5 de febrero de 2013 Ada Colau presentó ante el Congreso de los Diputados una iniciativa con millón y medio de firmas para prohibir los desahucios. En junio de 2015, dos años y medio después, la carismática líder de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas se convirtió en alcaldesa de Barcelona.

Apoyada por Podemos, pero con mayor éxito que Pablo Iglesias en su “asalto a los cielos”, Colau se ha convertido desde 2015 en un referente del espacio a la izquierda del PSOE. Tal y como se ha contado en estas páginas, la alcaldesa de Barcelona ha acariciado la opción de dar el salto de la política municipal: primero, a nivel autonómico, cuando el espacio tejido en torno a los ‘Comunes’ en Cataluña se convirtió en la lista más votada en esta comunidad en las elecciones generales de 2015 y 2016.

De ahí que Colau impulsara, superando a Podemos, el partido Catalunya en Comú. Su primer objetivo era la presidencia de la Generalitat, pero también tenía puesta la vista en la política nacional. Para ello pretendía construir un Compromís a la catalana, creciendo de forma autónoma respecto a Podemos y a un Pablo Iglesias desgastado. Esta aspiración condicionó su ambigua posición sobre el referéndum y sobre la independencia de Cataluña.

Pues bien: cuando se van a cumplir tres años de su irrupción en las instituciones, Ada Colau ya no tiene tan claro su futuro político. Así lo aseguran a El Confidencial Digital miembros del equipo de confianza de la alcaldesa de Barcelona, a los que ha revelado sus dudas.

Un desgaste político que no se esperaba

La líder de Barcelona en Comú y fundadora de Catalunya en Comú ha confesado a sus colaboradores más cercanos que cuando inició su carrera política no esperaba “tanto desgaste”. Tras la experiencia de estos tres años de legislatura municipal, se declara decepcionada de lo complicado que es alcanzar acuerdos: tanto los pactos con otros partidos en el Ayuntamiento de Barcelona (donde tiene 11 de 41 concejales, por lo que necesita aliarse con varias formaciones), como también compromisos a nivel interno en el seno de su propio partido.

Las dos cuestiones de confianza a las que se ha sometido en menos de tres años para sacar adelante los presupuestos municipales han hecho mella en Colau, que ha estado varias veces en la cuerda floja.

Todos estos contratiempos y los malos resultados de Catalunya en Comú en las elecciones catalanes del 21-D le han generado dudas sobre sus opciones en Barcelona para 2019, según explican a ECD fuentes cercanas a la primera edil.

Tiene decidido presentarse a la reelección porque considera que, de no hacerlo, “todo el proyecto político creado hace cuatro años se esfumaría de forma definitiva”. Colau consiguió aglutinar a Podemos, Iniciativa per Catalunya y a sus propios fieles de forma mucho más exitosa que posteriores alianzas de la izquierda catalana situada entre el PSC y ERC.

Aunque en 2015 resultó ser la fuerza más votada en la ciudad de Barcelona -a diferencia de otros alcaldes de Podemos, como Carmena en Madrid, Santisteve en Zaragoza-, ahora Ada Colau teme que Esquerra Republicana de Catalunya le arrebate la victoria en 2019. Algunas encuestas ya apuntan en esa dirección.

 

Dudas por la evolución nacional de Podemos

Colau apuesta por continuar en la política municipal de Barcelona ya que, si bien las perspectivas no son demasiado alentadoras, prevé que el futuro de Podemos a nivel nacional es aún peor. Según cuentan a ECD personas de su equipo, teme que en las próximas generales la formación morada sufra una debacle considerable.

Aunque esa podría ser su oportunidad de optar incluso al liderazgo nacional del partido, no tiene nada clara esa opción. De ahí que prefiera, al menos por el momento, “blindarse” en Cataluña mientras sigue con atención cómo evoluciona Podemos en Madrid en los próximos años. Especialmente tras las próximas elecciones a Cortes Generales que se celebrarán en 2020 o, si Rajoy las adelanta, en 2019.

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