La cúpula de Barceló en Ginebra sigue dando quebraderos de cabeza. Dos millones de euros para arreglar el mobiliario de la sala, diez meses después de su inauguración

A diez meses de su inauguración, la estancia que acoge la famosa Cúpula de Barceló en la sede de la ONU en Ginebra presenta nuevos desperfectos. Esta vez tienen que ver con el mobiliario de la sala. Los gastos vuelven a correr a costa del erario público español.

El Consejo de Ministros aprobó el pasado 31 de julio una partida suplementaria de dos millones de euros para la Sala XX del ginebrino Palacio de las Naciones. Según advirtieron en su día al diario ABC fuentes de Moncloa, el fin de esta nueva partida era “contribuir a la financiación de los gastos derivados de la ingeniería y la intervención plástica”.

Fuentes diplomáticas consultadas por El Confidencial Digital aseguran, sin embargo, que la sala ha conocido nuevos desperfectos, apenas diez meses después de su inauguración. Se trata de roturas del mobiliario, mesas y sillas de diseño, de maderas nobles y hechas a medida. El problema es que muchos de esos asientos han cedido, han terminado con los tornillos rotos, y deben ser repuestos.

Las voces que apuntaban a la presencia del artista Miquel Barceló en Ginebra, de cara a arreglar daños en la propia cúpula, han sido desmentidas a ECD por estas mismas fuentes. Queda por saber entonces a qué se refería Moncloa cuando aludía hace dos meses a cuestiones de “intervención plástica”.

En cualquier caso, este nuevo suplemento presupuestario cifra ya en más de veintidós millones de euros el montante total de la decoración y acondicionamiento de esta Sala XX, donación de España a Naciones Unidas y rebautizada como Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones.

ECD desveló en exclusiva el pasado mes de noviembre (véalo aquí) que esta obra iba a doblar finalmente su presupuesto inicial, cuál era la cantidad que se había invertido hasta esa fecha y la minuta que le correspondería al artista, amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa: 6 millones de euros.

La noticia originó una fuerte polémica, Moratinos tuvo que dar explicaciones en público y se conoció entonces que Exteriores había destinado Fondos de Ayuda al Desarrollo para financiar esos trabajos.

Finalmente, días después de ser abierta al público, el periodista argentino Juan Gasparini descubrió que parte de la cúpula se había desplomado. La ONU intentaba ocultar el asunto, forró las puertas de cristal para dificultar la visión del interior y se impidió la entrada a personal no autorizado.

 

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