Caso Bárcenas. Intensas conversaciones Rajoy-Álvarez Cascos estas semanas antes de la declaración ante el juez Ruz: el presidente sabía lo que iba a decir el ex alto cargo del PP
Francisco Álvarez-Cascos declaró ayer ante el juez Ruz no tener constancia de la existencia de una contabilidad 'B' en el PP cuando él era secretario general. Su testimonio, casi idéntico al de Javier Arenas, era conocido por Mariano Rajoy de antemano: ambos llevan hablando intensamente varias semanas.
Según ha sabido El Confidencial Digital, el presidente del Gobierno y el que fuera secretario general del PP han mantenido un contacto telefónico permanente desde el pasado 30 de julio, cuando el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, llamó a declarar al ex ministro de Fomento.
Rajoy sabía qué iba a contar Cascos
Las fuentes consultadas explican que fue Mariano Rajoy el que llamó personalmente al ex secretario general del PP, para tratar sobre el testimonio que éste iba a hacer sobre la supuesta contabilidad ‘B’ del partido, denunciada por Luis Bárcenas en sede judicial.
El contacto telefónico entre ambos dirigentes, ex compañeros de partido y ambos ministros durante los dos gobiernos de José María Aznar, se ha mantenido durante las últimas tres semanas.
Le contó que iban a hacer Arenas y Cospedal
Según esas fuentes, en los últimos días, previos ya a la declaración de ayer de Álvarez-Cascos, las llamadas de Mariano Rajoy se multiplicaron.
Durante esas conversaciones, el presidente tuvo conocimiento preciso de cuáles eran las intenciones del ex secretario general del PP, y en concreto qué quería contar ante el juez Pablo Ruz. Las constantes charlas telefónicas sirvieron también para que Cascos conociera parte del contenido de las declaraciones de Javier Arenas y María Dolores de Cospedal.
De esta forma, Rajoy sabía de antemano qué iba a decir Francisco Álvarez-Cascos, y éste cuál iba a ser, a grandes rasgos, la línea argumental de los dirigentes del PP citados en la Audiencia Nacional.
Cascos descarta una causa contra él o el PP
Fuentes del entorno cercano a Francisco Álvarez-Cascos, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, explican que el actual presidente de Foro Asturias ha comentado a sus más allegados que él está “tranquilo”, a pesar de la citación judicial como testigo.
El ex secretario general del PP asegura en privado que no cree que vaya a haber una causa penal contra él, ni contra ningún dirigente actual de su antiguo partido.
Sobre el comportamiento de Luis Bárcenas, Cascos considera que el ex tesorero del Partido Popular “tiene poco que hacer”, y que “está ejerciendo presión para intentar que le rebajen la pena”.
Las declaraciones se prolongaron más de dos horas
En cuanto a la comparecencia ayer ante el juez Ruz, tanto Francisco Álvarez-Cascos como Javier Arenas vivieron una intensa jornada, en la que tuvieron que soportar insultos a la entrada, y después esperar a que el juez les llamara a declarar porque se retrasaron los testimonios de los otros dos testigos, el empleado de caja del PP Antonio Ortiz, y el sucesor de Bárcenas en la gerencia del partido, Cristóbal Páez.
Los dos ex secretarios generales del PP estuvieron más de dos horas cada uno ante el magistrado, y ambos coincidieron en negar la existencia de una contabilidad ‘B’ en el partido, aunque admitieron “falta de control” en las donaciones. El mismo testimonio realizó Antonio Ortiz.
El único que se desmarcó fue Cristóbal Páez, que reconoció ante el juez Ruz que sí recibió, en concepto de “gratificaciones”, el dinero aparecido en las anotaciones entregadas por Luis Bárcenas al magistrado.
Cascos solo, Arenas con tres asesores
Álvarez Cascos acudió al juzgado absolutamente solo, caminando despacio un largo trecho desde La Castellana, y llevando en bandolera una cartera, previsiblemente con documentos. La impresión que dio es que quería mostrar que no sentía el menor temor ni nerviosismo por la situación que le tocaba vivir.
Javier Arenas llegó hasta la Audiencia Nacional en coche, acompañado por tres personas, asesores del Partido Popular, entre ellas un miembro del equipo de prensa y un abogado de los servicios jurídicos del PP.
El abogado Gonzalo Boye y Andrés Aberasturi
En el orden de las anécdotas, los abogados de la acusación charlaban en un pasillo de la Audiencia Nacional antes de comenzar las comparecencias, y el abogado Gonzalo Boye, representante del Observatori per al Compliment de la Declaració Universal dels Drets Humans, una de las asociaciones que ejerce la acusación popular, se quitó las gafas y, mientras las limpiaba, dijo en tono de broma: “Ya sé por qué estaba viendo tan sucios los papeles de Bárcenas”, lo que provocó las risas de sus colegas.
Para evitar filtraciones como la ocurrida en la declaración de Luis Bárcenas el 15 de julio, los letrados tuvieron que entregar sus teléfonos móviles y tabletas electrónicas al personal de la Audiencia, que los guardó en bolsas de plástico. Sólo se permitió introducir estos dispositivos a los abogados que tuvieran en ellos las preguntas del interrogatorio u otra información necesaria para ese momento.
Los primeros testigos, el empleado de caja del PP Antonio Ortiz y el ex gerente Cristóbal Páez, llegaron a la Audiencia Nacional casi a la vez. Una de las curiosidades del día se produjo cuando del vehículo que condujo a Páez hasta la sede judicial se apeó también el periodista Andrés Aberasturi.
La presencia de Aberasturi (que sólo acompañó a Páez hasta la puerta de la Audiencia, sin llegar a pasar el control de seguridad) produjo estupor entre los informadores. La explicación, sin embargo, es que el periodista y el ex gerente del PP son cuñados: la esposa de Aberasturi, Guadalupe Páez Vicedo, es hermana de Cristóbal Páez.
Los periodistas acreditados –más de 40- aprovechaban cualquier paso de los abogados por el pasillo contiguo a la sala de prensa, y cerca de los lavabos, para preguntar por el desarrollo de las declaraciones. En ese lugar fue donde el letrado de Izquierda Unida, Enrique Santiago, reveló que Cristóbal Páez había admitido cobros por un total de 12.000 euros.
