Calendario de la tregua de la banda terrorista ETA: tres años para cumplir lo que se pacte, Navarra queda aparcada durante diez años

Las informaciones recogidas por El Confidencial Digital sobre los datos –adelantados ayer- que tiene el Gobierno de un anuncio de tregua de ETA este mes incluyen un cierto calendario, que contemplaría entre otras cosas los siguientes plazos:

-Se darían tres años para poner en práctica lo que previamente se ha pactado con el entorno de ETA, en las conversaciones secretas que se han venido celebrando. -Esos pactos se refieren a asuntos como la situación de los presos, y también las dos mesas de negociación. -La cuestión de Navarra y su incorporación a Euskadi quedaría aparcada. No se plantearía otra vez, al menos hasta dentro de diez años. Por otro lado, ETA está poniendo en práctica la estrategia desvelada ayer por ECD, de montar una serie de acciones encadenadas para “demostrar” que siguen teniendo fuerza, y así presentar la tregua como una concesión y no como una derrota. En esa línea, ayer, la banda colocó de nuevo varios artefactos explosivos, en carreteras de entrada al País Vasco, pero en todos los casos previo aviso para que fueran desactivados sin peligro para las personas. ETA no quiere el menor riesgo de que se produzca una muerte, que echaría por tierra todo el proceso. ETA, en uno de los peores momentos El deseo de ETA de “demostrar” que está fuerte es, sobre todo, una operación de imagen. El Confidencial Digital ha podido saber, de fuentes que lo conocen de primera mano, que la banda se encuentra en uno de los peores momentos de su historia. Se aportan estos datos: -Existe malestar entre las familias de los presos, porque ya no pueden ir a visitar a sus familiares. El motivo es que no hay dinero para los viajes en autobús que antes se organizaban. -Hay división entre los presos. Se recuerda, por ejemplo, que recientemente Henri Parot promovió una huelga de hambre y que muchos reclusos (sobre todo los que tienen penas más bajas) no le secundaron. -Las “finanzas” de ETA se encuentran en las últimas. Hoy, el dinero recogido directamente (impuesto revolucionario) es un 90 por ciento menos que hace cuatro años. Y los ingresos “indirectos” (procedentes de Ayuntamientos y Diputaciones) han pasado a cero.

 

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