La dirección de Ciutadans se enteró por la prensa de la ruptura de los descontentos, que despreciaron una subsecretaría: “los daños en la formación son menores”

No hay daños colaterales en Ciutadans, según explica a ECD la actual dirección de la formación política, liderada por Albert Rivera, tras la “ruptura” de los descontentos. Por cierto, de la salida de este grupo de discrepantes se enteraron por la prensa.

No causó sorpresa. La actitud de Luis Bouza Brey, el candidato que encabezó la lista más dura contra Albert Rivera, presidente de la formación, para romper ataduras con el partido y buscar su propio escenario se considera el paso más lógico en una carrera que sólo podía tener este final. Los hechos no podían sucederse de otra forma aseguran dirigentes de Ciutadans a El Confidencial Digital.

El Congreso celebrado el último fin de semana de junio debía perfilar líneas, solventar escollos y decidir si Albert Rivera era o no el candidato que quería la formación política para presentarse en las elecciones del 2008. A pesar de las tensiones, de las críticas y de las voces emergentes que hablaban de la necesidad de sustituir a Rivera, el primer día del encuentro todas las facciones de Ciutadans aprobaron el ideario que situaba al partido en un espacio electoral de centro izquierda.

Nadie chistó. Ni siquiera se encontraron, aseguran fuentes del partido a ECD, con la oposición de la candidatura del profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Barcelona -avalada por intelectuales como Teresa Giménez Barbat, Albert Boadella o Arcadi Espada, que optaba por una reubicación más a la izquierda.

Esto hizo entender a la actual dirección que no había tantas divergencias con la línea seguida hasta el momento y, en cambio, sí cierta incoherencia con lo que habían defendido hasta entonces. El principal argumento que la lista de Bouza “había vendido” hasta entonces para recabar el apoyo de los militantes es que la actual dirección había perdido el espíritu con el que surgió Ciutadans. Eso y que Rivera no tenía ningún interés de crear un partido nacional: prefería permanecer en el ámbito catalán.

Un día después, llegó la votación y, de hecho, aseguran estas fuentes, los militantes castigaron a los discrepantes, a pesar de la euforia que se respiraba entre los seguidores de la candidatura de Bouza. Sobre todo tras aprobarse la elección por listas abiertas.” Se veían vencedores y fue un mazazo”, aseguran desde la actual dirección.

Días después, Rivera se reunió con Bouza para ofrecerle una Subsecretaria del partido. Bouza, explican estas fuentes, no dijo nada, es decir, no aceptó el puesto. Y a partir de ahí el silencio separó aún más las dos corrientes.

Hasta que en una reunión de la Ejecutiva, la jefa de prensa de la plataforma repartió una especie de comunicado en el que se aseguraba que Bouza y otros militantes se escindían de Ciutadans. Albert Rivera y su equipo piensan que se le ha dado demasiada importancia a la escisión de Bouza cuando realmente se está hablando –explican- de 30 o 40 personas, en una formación de más de 3.500.

En septiembre, otra histórica de Ciutadans, como Teresa Giménes podría sumarse a los que ya se han marchado. En Ciutadans siguen sin darle importancia a estas defecciones.

 

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