Los ‘cachorros’ de ETA cambian de estrategia ante las técnicas de la Ertzaintza para identificarlos: refugios seguros y no dejar prendas con ADN

El pasado viernes dos agentes de la Policía Municipal de Bilbao fueron rociados con líquidos inflamables por encapuchados pertenecientes a los grupos Y de la banda terrorista ETA que pretendían prenderles fuego. Sólo el auxilio de sus compañeros y viandantes logró frustrar los planes asesinos de los abertzales. Expertos policiales afirman que estos cachorros de ETA han cambiado de estrategia.

Las fuentes consultadas por El Confidencial Digital en el entorno de la lucha antiterrorista afirman que la detención de varios jóvenes como autores del ataque sufrido por dos agentes municipales de Bilbao el pasado viernes tiene una lectura añadida en el cambio de táctica de los radicales tras sus acciones. A estos efectos, el hecho de que los jóvenes se cambiaran de ropa en el mercado de La Ribera parece obedecer a una de las nuevas prácticas de estos “grupos Y de ETA”.

En lo esencial- sostienen estas fuentes- las tácticas de ‘lucha callejera’ no han cambiado en los últimos años. Es habitual que los participantes en estas ‘ekintzas urbanas’ como la llevada a cabo cerca de las calzadas de Mallona (Bilbao) se reúnan antes de la misma y tras llevarla a cabo. En la reunión final se "hace recuento" por si hubiera detenciones y también se aprovecha para el cambio de ropa y esconder "lo que les haya sobrado" de material (cócteles molotov, tuercas, tirachinas, etc).

Hasta hace un tiempo, la sensación de impunidad que tenían los miembros de los grupos de apoyo callejero a ETA, les llevaba a deshacerse de prendas como guantes, pasamontañas, etc... en cualquier vía pública. En muchos casos arrojaban esta indumentaria a alcantarillas, papeleras, o sitios similares, pero este comportamiento ha variado.

Los jóvenes radicales se dieron cuenta de que terminaban siendo acusados y detenidos al poco tiempo. La razón es que la Ertzaintza ponía en práctica un sistema de “recogida de residuos” tras las algaradas de los proetarras. De este modo los agentes autonómicos iban recogiendo los vestigios que los vándalos tiraban durante sus actuaciones (guantes, capuchas, colillas, etc...) y sacaban muestras de ADN.

Posteriormente cuando los agentes de la Ertzaintza hacían registros domiciliarios se incautaban los cepillos de dientes o cualquier objeto con muestras orgánicas y cruzaban datos. Así han condenado a algunos de los autores de las agresiones y daños al mobiliario urbano que actuaban escondidos en el anonimato.

Finalmente los abertzales sacaron también sus conclusiones y cambiaron de ‘modus operandi’ para los momentos posteriores a sus ataques y destrozos. Por este motivo en la actualidad buscan "zonas seguras" para desprenderse de las prendas y utensilios usados en estas acciones de terrorismo urbano. Esto es lo que les llevó el pasado día 10 de noviembre a esconderse en el mercado de La Ribera, para cambiarse de indumentaria. Pese a ello, dos fueron detenidos y otros dos más identificados.

 

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