Felipe González y Zapatero, dos formas muy distintas de gobernar. Un experto en liderazgo sintetiza las principales diferencias de dotes, carisma y estilos

Un análisis sobre los estilos de liderazgo y gobierno de los dos presidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos coinciden en el acercamiento a Europa o la depuración ideológica del PSOE. Entre las diferencias, destaca el carisma de González frente a la falta de definición de Zapatero.

El estudio, realizado por el socio del Instituto de Liderazgo, Pedro Gioya, y al que ha tenido acceso El Confidencial Digital, ofrece varias claves para entender las distintas formas de gobernar de uno y otro, además de señalar las principales coincidencias y desavenencias en sus respectivos liderazgos.

Felipe González

-- Analizando el perfil de liderazgo de Felipe González se aprecia un estilo transformador inicial, teñido de fuertes componentes carismáticos: orador dotado, influyente e intuitivo

-- Este tipo de liderazgo aparece en procesos de cambio político y se fundamenta en la identificación y compromiso entre líder y seguidores. Corresponde a los grandes ideales y valores.

-- Los catorce  años que estuvo González al frente del Gobierno español “se hicieron notar”, ya que, “según se va institucionalizando el carisma y burocratizando la situación política”, el ejercicio continuado del poder le lleva hacia un “estilo más transaccional”, más de intercambio y de negociación con los diferentes actores políticos, lo que es “más obvio aún con la pérdida de la mayoría absoluta”.

Zapatero

Sin embargo, explica Gioya, fue precisamente uno de esos rasgos carismáticos –la no designación de su sucesor como secretario general del PSOE– lo que dio la oportunidad al actual presidente de Gobierno de mostrar sus dotes de gobierno. Un estilo que se puede sintetizar así:

-- Liderazgo pausado y alejado de crispaciones.

-- Obsesión por buscar el diálogo y el consenso entre los diferentes actores políticos y sociales.

 

-- No se conoce demasiado bien qué es lo que piensa, cuáles son sus proyectos y cuáles sus expectativas. Estos son precisamente los factores que “lastran su liderazgo, ya que difícilmente va a ejercer una influencia en particular ni a alinear a sus seguidores hacia un punto concreto si no acaba de definir cual es su visión, a grandes rasgos y con los hitos y aspectos concretos con lo que quiere o debe enfrentarse”, sentencia el experto.

-- Grandes dosis de reflexión, aparente cercanía y lejanía real, y una liviana transparencia que encubre la falta de datos y opiniones para conocer lo que piensa realmente de los asuntos.

-- Aún siendo un notable comunicador, le falta capacidad dramática, lo que aleja de las figuras carismáticas y le centra más en una figura transaccional.

La relación entre este tipo de lideres y sus seguidores se sustenta “en el intercambio mutuamente beneficioso de una ventaja por otra, ya sea esta de tipo político, económico, psicológico, etc.” El líder proporciona seguridad, riqueza, beneficio, valores o servicios a cambio de votos y apoyo político. El vínculo líder-seguidores se fundamenta en la negociación y en la obtención de satisfacción por ambas partes.

Apuesta europea, crisis económica y EE.UU.

En cuanto a las coincidencias y diferencias más acusadas en el estilo de gobernar de ambos dirigentes, destaca uno de los aspectos que comparten ambos mandatarios: su apuesta por Europa. En este sentido, Gioya recuerda cómo los gobiernos de González ofrecieron el “impulso definitivo a la europeización de España” y a la progresiva apertura española a foros internacionales como las Comunidades Europeas.

Por su parte, Zapatero, “un europeísta convencido” según sus allegados, ha dado “un volantazo” respecto a la tradición del Gobierno Aznar, potenciando el acercamiento a Europa y “especialmente al eje franco-alemán”.

No obstante, y aún en materia de política internacional, su mayor divergencia se encuentra en la relación con Estados Unidos. Así, mientras González cultivó la amistad con el país mediante convenios bilaterales y el sólido apoyo español al ejecutivo estadounidense durante la crisis de Kuwait de 1990-91, Zapatero se distanciaba de ese mismo Gobierno con la retirada de las tropas españolas de Irak.

En este sentido, el socio del Instituto de Liderazgo señala que “una cierta inexperiencia en la arena internacional” lleva al actual jefe del Ejecutivo a cometer algunos fallos en los que “el intento de dar respuestas que satisfagan a todas las partes pone en verdaderos apuros a los representantes españoles”.

No obstante, Zapatero “trata posteriormente de subsanar” errores como los que han llevado a la diplomacia nacional a tener que tomar “importantes virajes” en “temas tan espinosos como Cuba o Venezuela”.

Los dos líderes socialistas han tenido que hacer frente a sendas crisis económicas. En el caso de González, la de la década de los noventa, con un crecimiento estancado negativo y un aumento del desempleo desatado.

Así, mientas el primero “siguiendo la tendencia francesa, se decantantó por un pragmatismo pro-mercado que intentaba consolidar y unir la liberalización económica y la política social”, Zapatero está “centrado” en elaborar medidas para paliar la crisis económica propiciada por las hipotecas basura, el pinchazo inmobiliario y la crisis crediticia.

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