El Gobierno no quería un ‘Black Hawk derribado’ en Somalia. Inteligencia informó de que un centenar de milicianos esperaba en tierra con fusiles Kaláshnikov y lanzagranadas

Defensa diseñó una operación para enviar a tierra a infantes de Marina con la misión de capturar a parte de los piratas, pero informes recibidos por el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS) indicaban la presencia de casi un centenar de milicianos fuertemente armados esperando en la costa para repeler cualquier ataque. Se desechó la posibilidad por la alta probabilidad de bajas.

Según estos informes, que llegaron hasta las manos del gabinete de crisis de Moncloa, una operación militar terrestre supondría poner en grave peligro a los soldados españoles que participasen en la busca y captura de piratas en la costa. 

Los datos que ofrecían estas informaciones, según le cuentan a El Confidencial Digital fuentes bien situadas en el Ministerio de Defensa, apuntaban la presencia de cerca de un centenar de personas armadas con fusiles de asalto AK-47 Kaláshnikov, lanzagranadas RPG-7 y granadas de mano, y contaban con vehículos todoterreno. Según las interpretaciones que se hicieron en el momento, podría tratarse de milicianos de algún clan local de Harardhere

Por otra parte, se informó  de que en caso de emprender una operación de ataque, los piratas podrían reclutar a parte de los 6.000 habitantes de la zona y armarles para ayudar a repeler cualquier acometida militar. En los informes se reflejaban la clara inferioridad numérica de los Infantes de Marina frente a sus adversarios. 

A la vista de los datos de campo que se iban recibiendo provenientes desde Somalia, se optó  por no forzar la situación y dedicar todos los esfuerzos a escoltar al Alakrana a Puerto Victoria, en las Seychelles. La única respuesta fueron los disparos de un helicóptero SH-60 de la Armada española hacia el último de los esquifes piratas que partió del atunero vasco. 

Además, según confirman estas fuentes, las órdenes que llegaban desde Madrid eran claras: “Prohibido el uso de fuerza letal durante la persecución de los piratas”. “No podía haber bajas, ni de ellos ni de los nuestros, no querían un ‘Black Hawk derribado’ a la española” indican estas mismas fuentes, en referencia al suceso protagonizado en 1993 por Estados Unidos, cuando un clan somalí derribó a un helicóptero de la US Army y capturó a un piloto. 

Según ha podido saber ECD, los infantes de Marina recibieron con desazón la noticia de que no habría operación en tierra. Algunos de ellos, tal y como confirman fuentes de la Armada a este confidencial, llegaron a preguntar a sus mandos el por qué de esta decisión, pero “no recibieron respuesta”. 

La posibilidad de perseguir a los piratas en tierra está contemplada en el reglamento internacional, concretamente en un punto de la resolución 1851 del Consejo de Seguridad de la ONU, que regula el marco de actuación de la Operación Atalanta. 

 

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