Altos funcionarios del Gobierno se vuelcan en la carísima candidatura de Elena Salgado a la OMS: Caribe, Polinesia, África subsahariana

La propuesta, en efecto, es carísima, hasta multiplicar varias veces –dicen que por cuatro- la aportación de España a la OMS. En la propia web del Ministerio de Sanidad hay un pequeño portal dedicado a la postulación de la candidata. El enorme presupuesto manejado se explica por el continuo ir y venir de altos funcionarios por todas las partes del mundo en busca de apoyos para la votación que ha de tener lugar el próximo 9 de noviembre: Caribe anglosajón, Polinesia, África subsahariana, etc.; es decir, países con los que España mantiene relaciones de un mínimo nivel.   El gran despliegue de medios para la candidatura de la ministra Salgado se explica porque sería el primer gran éxito diplomático para el gobierno de Zapatero: nada más y nada menos que la dirección de un órgano que implica un modo de hacer tan multilateral como le agrada al Gobierno, por más que la repercusión de este nombramiento sea principalmente en el interior, en la opinión pública española.   Aun así, la percepción generalizada es que Elena Salgado no se moverá del Paseo del Prado, sede de su ministerio. Salgado, de hecho, es la única aspirante al cargo que no tiene titulación en Medicina, y esto es una desventaja competitiva de importancia al compararse con la candidata china y con el candidato francés.   El candidato francés, Bernard Kouchner, tiene mayor experiencia en órganos multilaterales – ante todo en la ONU. Es médico, tiene un cariz de izquierda social y, ante todo, además de representar a una potencia como Francia, es fundador de Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo, y ha sido ministro de Sanidad en su país.   Aun así, José Luis Rodríguez Zapatero, en reuniones con representantes de varios países, ha insistido en un argumento que no todos tienen en cuenta: Elena Salgado es una mujer. Igual que la candidata china.