Pablo Echenique se está viendo desbordado

La guerra Iglesias-Errejón provoca fracturas en los grupos municipales de Podemos

Dimisiones y amagos de escisión en ayuntamientos y ejecutivas locales de Madrid, Andalucía, Extremadura y País Vasco

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

En Podemos ha estallado, definitivamente, una guerra civil a dos meses de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre. Pablo Iglesias ha amenazado con abandonar el partido si pierde la votación sobre el proyecto político frente a Errejón y éste responde que solo militaría en el partido “mientras sea útil”. El enfrentamiento entre ambos se ha trasladado, además, a ayuntamientos y ejecutivas locales.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes bien situadas en Podemos, el partido atraviesa, desde hace tres meses, la peor “crisis organizativa” desde que se creó la formación. Las batallas en la dirección nacional se han trasladado a todo el territorio, haciendo extensiva la división entre “pablistas” y “errejonistas” a las coaliciones municipales.

Así, desde la vuelta del verano, a la ejecutiva nacional han llegado avisos de rebelión en diferentes corporaciones a causa del debate ideológico por el que atraviesa el partido.

El rodillo aplicado por los afines a Iglesias en algunas ejecutivas ha provocado dimisiones y amagos de escisión entre los errejonistas y, además, también se han producido rupturas en diferentes grupos municipales, donde algunos integrantes de las marcas de Podemos, no relacionadas con el partido, han decidido desligarse.

Cuatro regiones “calientes”

Este fenómeno, explican las fuentes consultadas, se está dando “a nivel nacional”, pero existen territorios “más conflictivos que otros”. En ese sentido, en Podemos tienen identificados a Madrid y Andalucía como las zonas donde existe un mayor enfrentamiento, pero también tienen en cuenta otroas regiones como País Vasco y Extremadura.

--En Madrid, la batalla entre Ramón Espinar y Rita Maestre por el control del partido a nivel regional ha sido el último capítulo en una guerra entre “pablistas” y “errejonistas” que comenzó en la Asamblea de Madrid, se extendió al Ayuntamiento de Carmena, y también ha salpicado a otros consistorios de la región.

Es el caso, por ejemplo, del municipio madrileño de Leganés. En mayo de 2015 Leganemos, la marca con la que se presentó Podemos en las elecciones, logró el gobierno municipal y todo parecía ir sobre ruedas, pero en los últimos meses el grupo municipal se ha partido.

Los concejales ajenos al partido acusan a sus propios compañeros de aprovechar las donaciones de sus sueldos para financiar Podemos, algo que ha provocado dimisiones, como la del edil Javi Blanco. Los representantes de la formación morada son considerados afines a Iglesias y, en el Ayuntamiento, se les acusa de seguir la doctrina del líder, marcada por la dirección regional.

--En Andalucía, la victoria de Teresa Rodríguez en la Asamblea Ciudadana Andaluza no ha impedido que en otras provincias se hayan impuesto los errejonistas. Es el caso de Málaga, donde Alberto Montero, afín al secretario de Política, se ha convertido en el principal feudo de los contrarios a Iglesias y a Izquierda Anticapitalista. Una circunstancia que ha afectado a la marca local en en Ayuntamiento, donde Juan José Espinosa, rival de Montero, ya ha marcado distancias con la portavoz del grupo municipal, Ysabel Torralbo.

También en Jaén ha habido problemas similares, y más con la decisión de Iglesias de hacer suyo el apoyo a Andrés Bódalo. La polémica con el concejal detenido ha provocado que Podemos se rompa en la ciudad y también en el Ayuntamiento.

 

--En el País Vasco, los integrantes de la ejecutiva regional que fue laminada por Pablo Iglesias se han alineado con Íñigo Errejon. Además, la división entre los grupos de Podemos en las Juntas Generales de las diferentes provincias está provocando amagos de dimisión constantes.

--En Extremadura, las diferencias de criterio en la ejecutiva regional sobre si negociar o no con el PSOE -haciendo suyas las posturas de Iglesias y Errejón- han provocado también dimisiones y amenazas de escisión. En cuanto a los ayuntamientos, Podemos ha visto cómo la marca del partido en una de las grandes ciudades, Talavera, ha quedado partida en dos tras la decisión de dos ediles de abandonar el grupo municipal y pasarse a los “no adscritos”.

Echenique no da a basto

Todos estos problemas están estallando en la cara a un Pablo Echenique que, como secretario de Organización, se está viendo desbordado. Las crisis constantes en las ejecutivas regionales y locales no están siendo frenadas desde la dirección nacional y eso ya empieza a pasarle factura.

En ese sentido, los afines a Errejón recuerdan que Sergio Pascual fue cesado como número tres del partido por no poder frenar la crisis por la que atravesaba el partido en Madrid a principios de año y que aún no se ha cerrado. Aseguran que, de aplicarse los mismos baremos que entonces, Echenique no debería permanecer en el cargo.

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