La entrevista secreta de Imaz con Zapatero también ha sorprendido a dirigentes del Partido Nacionalista Vasco

La celebración de la entrevista secreta entre Rodríguez Zapatero y Josu Jon Ímaz, no sólo cogió por sorpresa a miembros del Gobierno y del PSOE, que no supieron nada hasta que se publicó en exclusiva en las páginas de El Confidencial Digital, sino que también ha sorprendido a destacados dirigentes del PNV.

La celebración de la entrevista secreta entre Rodríguez Zapatero y Josu Jon Ímaz, no sólo cogió por sorpresa a miembros del Gobierno y del PSOE, que no supieron nada hasta que se publicó en exclusiva en las páginas de El Confidencial Digital, sino que también ha sorprendido a destacados dirigentes del PNV. Algunos observadores se han preguntado por qué razón, tanto el presidente del Gobierno como el del Partido Nacional Vasco, decidieron que su encuentro en La Moncloa, de cinco horas de duración, no se conociera ni siquiera entre los suyos. La cuestión es qué podían temer uno y el otro por la divulgación de la noticia. En el caso del PNV, como decimos, la entrevista ha extrañado en algunos sectores del partido, que no estaban al tanto de que iba a celebrarse, ni tampoco después supieron que había tenido lugar. Desde el País Vasco se comenta que Ímaz es un presidente con problemas internos, dado que salió elegido por escaso margen, enfrentado al sector que encabezan Egíbar y los fieles de Arzallus, una facción que sigue sin aceptar el resultado de aquella votación. Se añade que el principal cargo del partido no es quien tiene el liderazgo, sino que, desde que ganó las últimas elecciones, lo ostenta sin duda alguna Juan José Ibarretxe. Y que Ímaz es a veces un poco “lanzado” y toma decisiones por libre, que no tienen el respaldo de todo el partido. Como puede haber ocurrido con la entrevista en Moncloa. Se especula con la posibilidad de que uno de los temas de conversación fuera la formación de un gobierno de coalición PNV-PSOE. Esta opción, que posiblemente es la que plantea Ímaz, no es la de Ibarretxe y Egíbar, que a estas alturas aspiran a gobernar en solitario, y para quienes la unión con los socialistas sería un retroceso. Casi ya en campaña electoral, manejar la hipótesis de un pacto de gobierno nacionalistas-socialistas en Euskadi perjudica a Ibarretxe y a Patxi López. Al primero, porque la opinión puede reaccionar diciendo: para llegar aquí tanto jaleo... A López, porque aparecería como un simple apéndice del PNV, un candidato que no aspira a ganar en solitario sino al segundo puesto.

 

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