José Bono asegura que convenció a Javier Rojo de que no dimitiera como presidente del Senado tras la imputación de su hija en una trama de corrupción urbanística
A principios del mes de junio, se conoció la noticia: Patricia Rojo, hija del presidente del Senado, había sido citada a declarar en calidad de imputada por una presunta trama de corrupción urbanística en el Ayuntamiento de Estepona (Málaga). La citación no sentó nada bien en la familia Rojo.
La historia se remonta a las elecciones de 2007, cuando el concejal de Urbanismo de esta localidad, Rafael Duarte, decidió incorporar a Patricia Rojo a su departamento, en calidad de coordinadora del área. Licenciada en Derecho, pasó a trabajar como técnica municipal bajo la supervisión directa de Duarte, a quien la Policía acusa ahora de presuntos delitos de prevaricación y cohecho.
En total, hasta veintiséis personas han sido detenidas por el denominado ‘caso Astapa’. Entre ellas figura el propio alcalde de la localidad, el socialista Antonio Barrientos. La declaración de Patricia Rojo en la comisaría se prolongó durante más de cuatro horas y el juez decidió imponer el secreto del sumario.
Pues bien. Fuentes cercanas a Javier Rojo aseguran a El Confidencial Digital que la imputación de su hija provocó bastante desasosiego en el entorno familiar. El presidente del Senado, advierten, pasó unos días “muy malos”, en los que se mostró inquieto y preocupado.
Pero ese nerviosismo fue a más y altos cargos socialistas aseguran que Rojo llegó a plantearse incluso la idea de dimitir. Uno de los políticos que más cerca estuvo esos días de Rojo fue el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, que habló a diario con él.
Aunque fuentes del entorno de Javier Rojo niegan que haya barajado en algún momento renunciar a su cargo, el propio José Bono ha desvelado a fuentes de su entorno que sí manifestó ese deseo y que, de hecho, fue él mismo quien convenció a su ‘colega’ de que reconsiderara su postura, como así hizo.
