Moratinos multiplica los asteriscos. Se reserva cada vez más puestos de embajador para nombramientos políticos: Londres y París, los últimos casos

En fechas recientes se ha conocido el resultado del “bombo” de los diplomáticos españoles, es decir, la cobertura de plazas, en este último caso con puestos como los encargados de negocios –números dos de la embajada- en París, Londres o La Habana. Pese al carácter funcionarial de la carrera diplomática, el ministro Moratinos otorga significación política a un número cada vez mayor de nombramientos.

En el bombo – “bombito”, si el alcance es menor-, los diplomáticos conocen los destinos disponibles y elaboran un listado personal con cinco opciones ordenadas según su preferencia. Dichas opciones son tenidas en cuenta por la Junta de la Carrera, órgano de los diplomáticos con representación de toda la escala funcionarial, que delibera en secreto y emite preceptivamente un informe al ministro. Los puestos de embajador no entran a valorarse en la Junta de la Carrera.

El sistema de bombo está regulado por ley y cuenta con la aceptación de la inmensa mayoría de los diplomáticos como el modo menos malo de proveer destinos. El sistema de bombo genera, en la práctica, negociaciones de cada funcionario con los miembros de la Junta para recabar apoyos en defensa de sus opciones de destino.

En la lista de destinos disponibles, el ministro, tradicionalmente, se reserva unos puestos para nombramientos discrecionales suyos: se trata de nombramientos llamados “políticos”, a los que el ministro de turno otorga una significación especial o quiere reservar o premiar con el puesto a un funcionario determinado. El ministro generalmente señalaba los nombres reservados con un asterisco, por lo que ha quedado acuñada esta expresión –asteriscos, nombres con asterisco- para referirse a los nombramientos políticos.

Pues bien, según ha sabido ECD de altas fuentes diplomáticas, los asteriscos están creciendo en cada bombo. Los nombramientos aludidos en París, Londres y La Habana se los ha reservado todos el ministro Moratinos. A los miembros de la Junta de la Carrera, una lista con muchos asteriscos les impide la influencia y la interlocución pero a la vez les facilita el trabajo pues muchos cargos vienen ya dados.

Aun así, existe cierto malestar creciente ya que, cuanto más se politicen los nombramientos de diplomáticos, menos administrativa y más politizada será la función diplomática. Fuentes diplomáticas señalan a ECD que a Moratinos le gusta aún menos que a anteriores ministros el ser influido por la Junta, y que prefiere él decidir sin cortapisas. Pese a todo, la subsecretaría, órgano determinante en estas relaciones laborales, ha cambiado y se han suavizado no poco las tensiones internas habidas cuando el subsecretario era Luis Calvo.

Los movimientos de resistencia habidos en otros tiempos, tanto con Ana Palacio como con Moratinos, han sido descabezados: ya no circulan cartas anónimas ni planta batalla la asociación alternativa APCD (Asociación Profesional de la Carrera Diplomática), de no muy buena fama entre la mayor parte de los funcionarios de Exteriores. En cuanto a propuestas de reforma menos virulentas, la exigencia de juntas técnicas para proveer a los puestos superiores no ha cuajado nunca. El resultado es que cada vez hay más asteriscos.

 

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