Reorganización de la cúpula de Exteriores: Moratinos elimina secretarías e impone un organigrama parecido al de los tiempos de Aznar

Miguel Ángel Moratinos quiere tener cerrada antes del verano la remodelación del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. La clave es “quitar altos cargos”. El organigrama resultante se asemeja mucho al que había en tiempos de gobierno del Partido Popular.

Según fuentes diplomáticas consultadas por El Confidencial Digital, el rediseño viene instado por los recortes presupuestarios, y ha de ser aprobado en el Consejo de Ministros antes de terminar el mes de julio.

La reorganización de su departamento le ha supuesto al ministro Moratinos mucho tiempo y esfuerzo en estos dos últimos meses. En primer lugar, ha concurrido la necesidad de cubrir la vacante del Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ángel Lossada, aún convaleciente del aneurisma cerebral que sufrió a finales de abril en Tenerife. Fuentes diplomáticas indican que Lossada se está recuperando del desgraciado incidente, pero en el ministerio dan por descartada, de momento, su vuelta al cargo.

Por ahora es Alfonso Lucini, diplomático de carrera, quien ejerce las funciones del cargo de Lossada. Lucini, actual director general de Política Exterior, cuenta con muchas posibilidades de ser el nuevo secretario de Estado de Asuntos Exteriores, en una remodelación que asumiría el puesto de director general que hasta ahora viene ejerciendo el diplomático. En todo caso, fuentes no oficiales afirman que Lucini sólo sería Secretario de Estado hasta el final de la legislatura y que no es un hombre de poder ni de significación política como para ambicionar el cargo.

Otros cambios que está planteando Moratinos pasan porque desaparezcan dos Secretarías de Estado, la de Iberoamérica y la de Unión Europea, que quedarían subsumidas en sendas secretarías generales. El argumento que se cita para eliminar estas dos Secretarías de Estado –a las que los rumores dan por desaparecidas hace meses- es que antes no existían, y que, de hecho, tenían un perfil muy ‘ad hoc’ para Trinidad Jiménez, que estrenó la de Iberoamérica, y para Diego López Garrido, quien, en cambio, no estrenó la suya. Con todo, al término de la considerada como última presidencia rotatoria de España, el momento resulta oportuno para el cambio, si bien diversos observadores han señalado que la secretaría de Estado de la Unión Europea era un órgano de trabajo diplomático ejemplar.

Así, al nuevo ministerio de Moratinos sólo le quedarían dos Secretarías de Estado, la de Cooperación y la de Asuntos Exteriores, más una serie de como mínimo dos secretarías generales para coordinar la acción política por áreas. Un organigrama muy similar al que estuvo vigente durante buena parte de las legislaturas de José María Aznar.

 

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