La derrota de Rubalcaba, el recorte a Solbes, el desaire a Jesús Caldera y los secretos rotos de ZP, daños colaterales de la crisis de Gobierno

El nuevo Gobierno diseñado por Zapatero, que ha defraudado a los analistas por el pobre perfil de algunos de sus componentes y porque en realidad no se ha producido la “profunda reforma administrativa” que anunció, ha causado daños colaterales de entidad. Los principales afectados son Rubalcaba, Solbes y Caldera.

Otro de los fallos ha sido precisamente que se conoció por los medios de comunicación y no por boca del presidente, a pesar de que, según fuentes con acceso a La Moncloa, Zapatero se había propuesto que no hubiera filtraciones. La lista completa del Gobierno apareció a última hora del viernes en la página web de El País, y la publicaban el sábado todos los diarios en portada.

Se produjo cierta decepción al conocerse el dibujo del nuevo Ejecutivo, porque el propio Zapatero había despertado enorme interés cuando dio a entender que se iba a producir una revolución en la estructura administrativa del Gobierno. Las novedades son pocas, y algunos de los movimientos de competencias parecen apaños de última hora, como la adjudicación de Asuntos Sociales a Educación. En su día llegó a hablarse de la creación de la figura de los “viceministros” y tampoco se ha producido.

Ha habido solamente cinco caras nuevas, mientras que continúa el núcleo duro del anterior equipo. Sobre la continuidad de los últimos nombrados, a pesar de los problemas de Fernández Bermejo y de Bernat Soria, se confirma que Zapatero ha tenido en cuenta el poco tiempo que llevan en el cargo. En el caso del titular de Justicia, Bermejo había puesto como condición, antes de aceptar el nombramiento, una cierta continuidad dado que tenía que abandonar la Carrera Fiscal.

La derrota de Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba aparece como el gran derrotado porque, primeramente, volvía a aspirar a convertirse en vicepresidente sin lograrlo, y porque después maniobró con cierta fuerza para hacerse con el control de dos ministerios, Defensa y Presidencia, también sin conseguirlo.

El otra vez titular de Interior quiso colocar en Defensa a Elena Salgado, una persona de su cuerda, con lo que, además controlaría el siempre apetitoso Centro Nacional de Inteligencia, del que Rubalcaba últimamente está hablando con despecho. La otra apuesta era situar en Presidencia a José Enrique Serrano, el jefe de Gabinete de Zapatero, que figuró en muchas quinielas y que finalmente ha quedado fuera.

En la tarde del viernes, poco antes de que se anunciaran los cambios en el Gabinete, personas del entorno inmediato de Rubalcaba se expresaban con cierta amargura y decepción. Otras fuentes del mismo entorno han vuelto a recordar sus resistencias a continuar en el ministerio del Interior, aludiendo a las últimas vicisitudes familiares (fallecimiento de hermanos de su mujer), que parecen haber conducido a que el matrimonio Rubalcaba, que no tienen hijos, se haya hecho cargo de dos sobrinos suyos menores de edad.

Solbes, en entredicho

Pedro Solbes, teóricamente pieza clave del nuevo equipo, ha quedado también en entredicho. Se anunció que había convenido con Zapatero en que tendría las manos libres en su territorio, y no va a ser así. La presencia de Miguel Sebastián, que además ha “colocado” en el equipo económico a dos personas suyas (la titular de Vivienda, Beatriz Corredor, y la de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia) reduce las atribuciones del vicepresidente económico.

 

Uno de los fracasos de Solbes es que reclamaba que las competencias en materia de energía (uno de los sectores claves en el país) quedaran bajo su mando, apartándolas de Industria, y no ha sido así: su competidor Miguel Sebastián controlara esa decisiva parcela.

Como consecuencia, el nuevo titular de Industria tendrá que abordar la espinosa cuestión de la ofensiva de la francesa EDF sobre la ahora primera eléctrica española, Iberdrola. Con el dato añadido, avanzado en exclusiva por El Confidencial Digital el viernes de que Miguel Sebastián viajó hace dos meses a París, donde se entrevistó con la persona de confianza de Sarkozy en materia económica, y habló con él precisamente de EDF e Iberdrola. La neutralidad del ministro ha quedado en entredicho.

En cuanto a la designación de Cristina Garmendia, que desde el PSE han tratado de convertir en una cierta victoria, ECD puede confirmar que, en efecto, los socialistas vascos no han tenido nada que ver, ni han influido, en ese nombramiento. Uno de los máximos dirigentes del PSE comentaba el jueves que ellos “no habían propuesto ningún ministro” a Zapatero. Y, cuando se le preguntó por nombres de personas que podrían entrar en el Gabinete, no pudo citar ninguno.

Caldera sale por la puerta de atrás

La salida de Jesús Caldera es una de las sorpresas más fuertes, al tratarse de la persona que, por así decirlo, “fabricó” y lanzó al candidato Rodríguez Zapatero cuando solamente era un desconocido diputado.

Personas del entorno de Caldera dan la versión de que el presidente le llamó, le planteó la propuesta de hacerse cargo de esa nueva fundación (que ha empezado a llamarse ya “la FAES del PSOE”), aunque diciéndole que, si quería seguir en el Gobierno, podía continuar siendo ministro.

El hecho de que tampoco esta vez se convirtiera en vicepresidente (algo a lo que desde el principio aspiró), y, más aún, de que Trabajo perdiera competencias porque se trasladaba Asuntos Sociales a Educación (para compensar a Mercedes Cabrera de perder Universidades en beneficio del naciente Ciencia e Investigación), hizo que Caldera optara por salir por la puerta de atrás.

Lo ocurrido con quien fuera su “mejor amigo político” confirma lo que, personas que le conocen de cerca, dicen de Zapatero: que es capaz, sin pestañear, de dejar tirado a cualquiera. Solbes, Rubalcaba y hasta José Blanco podrían ser una prueba.

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