Por qué forzó Zapatero la dimisión de Simancas: José Blanco y el presidente quisieron ‘desactivar’ a los socialistas madrileños de cara a las generales

El mensaje llegó nítido a Ferraz: no iban a quedarse callados. Ni quietos. Un amplio sector de los socialistas madrileños estaba dispuesto a plantar batalla de aquí al próximo congreso socialista: no iban a aceptar decisiones de la casa madre. Ante el temor de que las guerras influyeran en las próximas elecciones generales, se zanjó la crisis de raíz.

Fue una reunión tensa la del sábado 2 de junio. Los dos sectores socialistas se reunieron en sedes diferentes para digerir, analizar y adoptar posturas ante la crisis abierta en el seno del partido madrileño tras los malos resultados electorales del 27-M. Los ‘acostistas’, por un lado. Y los socialdemócratas, por otro.

En la primera los 150 asistentes acordaron que el Óscar Iglesias fuera el portavoz municipal y Pilar Gallego, segunda en la lista de Sebastián, fuera investida presidenta del grupo. En la segunda reunión, los 350 representantes adoptaron una decisión muy distinta. Querían barrer con la moda de los candidatos impuestos desde la sede nacional del PSOE, en la calle Ferraz, y tomar decisiones por sí mismos. Los socialistas madrileños debían acabar con la crisis del partido, se dijo. No querían más fallos, más oposiciones, ni más palos de ciego.

Según fuentes de toda solvencia en la dirección del PSOE consultadas por El Confidencial Digital, esta es la información esencial que le llegó al secretario de organización, José Blanco, que mantiene contacto telefónico diario con representantes del sector socialdemócrata. “La gente” estaba muy quemada y no estaba dispuesta a asumir más pactos que provinieran de Ferraz.

Se recordó, por ejemplo, la imposición de Trinidad Jiménez, tiempo atrás. “El acuerdo, entonces, fue situar a la candidata de Blanco al Ayuntamiento y, a cambio, dejar que Simancas se presentara por la Comunidad”. La maniobra se completó evitando que surgieran otros candidatos desde el seno de los socialistas madrileños, elevando las cotas necesarias para presentarse al 25%”. Pero, como se demostró con los resultados electorales, aquello no les funcionó.

Según estas mismas fuentes, José Blanco trasladó de inmediato a José Luis Rodríguez Zapatero el estado de enfrentamiento y beligerancia creciente que se anunciaba. De ahí que el presidente del Gobierno, tras percatarse de la gravedad del asunto y dudar de la capacidad de Rafael Simancas de pacificar la situación, decidiera convocarle por sorpresa en La Moncloa el lunes 4 de junio, justo antes de que se reuniera con la Ejecutiva Regional, y forzar su retirada.

El presidente del Gobierno ha sido muy claro: no quiere ni un solo problema extra, ni divisiones internas en el PSOE publicitadas por los medios, de cara a las próximas elecciones generales.

 

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