Zapatero convoca a 1.000 personas en un desayuno informativo en Madrid y critica, entre ironías, las palabras de los cardenales en Colón
“Las cosas en su sitio y cada uno en su sitio”. Así ha querido zanjar el presidente del Gobierno las críticas vertidas por la jerarquía de la Iglesia católica en la concentración por la familia celebrada el pasado día 30 en la madrileña plaza de Colón.
José Luis Rodríguez Zapatero, irónicamente, ha afirmado que no tiene sentido la “crítica tan exagerada” de los cardenales hacia el Gobierno en dicho acto. El jefe del Ejecutivo ha reconocido que no entiende esas palabras en un “momento de fraternidad y paz” como es la Navidad. “Si estábamos todos felices...”, ha bromeado Zapatero.
El presidente también ha reconocido públicamente que en los próximos días aceptará una invitación del Nuncio a “tomar un caldo” en la Nunciatura Apostólica en Madrid.
Al desayuno informativa han acudido un total de 975 personas según la organización. Allí estaban todos los ministros y demás miembros del Gobierno, a excepción de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.
Zapatero, ataviado con traje oscuro y camisa y corbata azul celeste, ha realizado un discurso meramente económico. Respecto a la política antiterrorista, el presidente del Gobierno ha reconocido que inicio la negociación con ETA porque tenía un deber: “salvar vidas de ciudadanos de mi país”.
En este sentido ha alabado la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y ha destacado que las detenciones practicadas en las últimas horas son “muy importantes”. El propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha confirmado horas después que los dos etarras detenidos en Mondragón han reconocido ser los autores materiales del atentado de la T-4 de Barajas.
