Cómo son los 52 ‘blackwater españoles’ antipiratas y qué instrucciones han recibido. Han sido entrenados especialmente en el combate cuerpo a cuerpo

52 vigilantes privados de seguridad embarcarán mañana sábado desde Alicante en dirección a Puerto Victoria, en las islas Seycheles. Allí les esperan 13 atuneros vascos y tres barcos de apoyo. Así son los ‘blackwater españoles’ que han sido entrenados en Cartagena para repeler ataques de piratas en el Índico.

El curso de entrenamiento en el uso de armas de guerra (ametralladoras y fusiles de asalto), en el que han colaborado instructores de las Fuerzas Armadas, ya ha finalizado y está previsto que el miércoles o jueves de la próxima semana zarpen los primeros barcos con la seguridad privada a bordo.

Estas son las instrucciones que han recibido los ‘blackwater españoles’ de cara a su misión antipiratería en el Índico y que ha podido conocer El Confidencial Digital:

-- En cada atunero se embarcarán cuatro vigilantes, que es el equipo mínimo para defender un navío: uno vigilará la popa, otro se ubicará en el puente para vigilar la proa y los otros dos rotarán a babor y a estribor. Todos ellos pertenecen a la compañía Ibérica Segur y percibirán un sueldo de aproximadamente 400 euros al día.

-- La orden generalizada es la de mantener siempre la distancia con el enemigo (los piratas) y evitar en la medida de lo posible el enfrentamiento ‘cara a cara’. En caso de aproximación, los vigilantes deberán realizar salvas de advertencia o intimidación.

-- Otra de las instrucciones es la de impedir maniobras envolventes por parte de los agresores.

-- No obstante, en los cursillos de Cartagena se ha hecho hincapié en el perfil de los piratas: muy jóvenes y osados, poco reflexivos e imprevisibles en sus reacciones. No existen, por tanto, conocimientos específicos de su comportamiento ‘en combate’, lo cual aumenta el peligro. Se les califica de guerrillas.

-- No se descartan posibles abordajes. De hecho, los instructores de Defensa han entrenado específicamente a los vigilantes en el combate cuerpo a cuerpo, aunque se ha de evitar esta situación y sólo emplearla en caso de extrema necesidad.

-- También se ha incidido en la necesidad de restringir los movimientos de los marineros en el barco, para eliminar así posibles amenazas. En este caso, a los vigilantes se les ha señalado la posibilidad de que el capitán del barco se niegue a acatar sus órdenes, pues según la ley del mar, quién manda en un barco es el capitán del mismo. La instrucción es que hay que negociar con el patrón e indicarles que hay que minimizar los riesgos.

-- En caso de ataque pirata por sorpresa hay que soltar las redes. Los militares han incidido en los cursos que las decisiones deben tomarse de manera rápida y coordinada y que se deberá recomendar e incluso prohibir al patrón del atunero el faenar en determinados puntos si los vigilantes no lo consideran oportuno.

 

-- En plena noche, los cuatro vigilantes por barco se organizarán en turnos de ‘cama caliente’, es decir, por parejas y, muy importante, con las luces del buque apagadas.

Expertos en seguridad consultados por ECD explican que el perfil medio de los 52 vigilantes que partirán hacia las Seycheles en esta primera avanzadilla es de ex militares, en su mayoría, aventurados y que se embarcan en esta misión principalmente por dinero.

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