“¿Y qué hace un cura en Afganistán?” Diario de un capellán del Ejército en la base española de Herat

Francisco Olivares Simón es el ‘Pater’ que atiende a los militares españoles destacados en Afganistán desde noviembre de 2008. A los pocos días de llegar tuvo que hacer frente a un ataque suicida que dejó dos militares muertos: “Constaté que mi presencia sacerdotal es consuelo para todos, creyentes y no creyentes”.

Todos los destacamentos militares españoles en el extranjero cuentan con un capellán castrense. Es también el caso de la base española de Herat, donde unos 800 hombres y mujeres de los tres ejércitos están desplegados para cumplir diferentes misiones.

El ‘Pater’ de este contingente desde principios de noviembre de 2008 es Francisco Olivares Simón. Llegó pocos días antes de que un ataque suicida a un blindado español quitara la vida al brigada Juan Andrés Suárez y al cabo Rubén Alonso Ríos, y dejara “heridos físicamente a tres compañeros y anímicamente al resto”.

Olivares recuerda “cómo el dolor contenido de todos los militares españoles iba acompañado de serenidad, firmeza y la voluntad de cumplir  la misión encomendada de la mejor manera posible”.

Francisco Olivares trata de responder en un relato de sus “vivencias” a la pregunta que le hacían sus conocidos cuando les comunicó que se marchaba con el contingente español: “¿Y qué hace un cura en Afganistán?”

Tras el atentado suicida “yo trataba de estar al lado de todos compartiendo el dolor y el sufrimiento, alimentar la esperanza y celebrar los oficios religiosos. Constaté que mi presencia sacerdotal es consuelo para todos, creyentes y no creyentes”.

Entre sus funciones están la atención pastoral de los militares de la base de Herat pero también de los que están fuera de ella. “Comparto la vida con ellos, las penas y las alegrías, con la clara conciencia de mi tarea: sembrar las semillas del Evangelio en el corazón de los Soldados, como me indicaba nuestro arzobispo Don Juan del Río”.

Diariamente celebra Misa en la capilla de la base habilitada en un barracón prefabricado (ver fotos abajo), a la que asiste “un grupo permanente” todos los días. “La asistencia ha sido más nutrida los domingos, celebraciones navideñas y fiestas patronales.

También “procuro estar cercano a cada uno y a todos, respetando las distintas formas de pensar, también de los  que no comparten la misma fe, visito a los enfermos y acompaño a los afectados cuando ocurre alguna desgracia familiar como la muerte de un padre, de una madre”.

El capellán también colabora en las acciones de ayuda humanitaria que de forma organizada realiza el ejército, y tiene muy presentes a los familiares de los militares. “Son las esposas, los padres, los hijos, y los hermanos, quienes tienen que suplir en las obligaciones familiares, los que sostienen en la distancia la moral, los que sufren la ausencia, y también los que rezan por los que estamos aquí, en la misión”.

 

Así termina su relato: “Creo que al Páter se le mira con afecto y simpatía en el ejército en general, y en las misiones en especial. Es el compañero, el padre, el hermano, el confidente, el amigo que se ofrece a todos, el que comparte la vida, también los riesgos y peligros”.

Vea a continuación imágenes que muestran la vida diaria de Francisco Olivares en la base de Herat:

El 'Pater' de la Base de Herat (primero por la derecha) con un grupo de militares.

Delante de la capilla ‘Thomas Chapel’ donde el capellán celebra Misa diariamente. El Pater es el segundo por la derecha.

Un grupo de soldados asiste a Misa en la capilla de la Base de Herat.

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