Caso Faisán. “Unos quieren que avance el proceso de paz y otros no”, el argumento de Enrique Pamiés a Elosúa para el chivatazo. Éste es el escrito del fiscal

"Unos quieren que avance el proceso de paz y otros quieren que no siga adelante". Es la explicación que Enrique Pamiés, jefe superior de Policía del País Vasco, dio al dueño del Bar Faisán para explicar el chivatazo policial que impidió la desarticulación del aparato de extorsión de ETA, el llamado "casi Faisán". Así se recoge en las conclusión del fiscal elevadas a la Audiencia Nacional, a las que ha tenido acceso en su integridad El Confidencial Digital.

El escrito del fiscal establece que Enrique Pamiés, jefe superior de Policía del País Vasco procesado por el caso Faisán, avisó al propietario de dicho bar de Irún, Joseba Elosúa, de que su contacto en Francia, Cau Aldanur, destinatario del dinero recaudado para ETA como impuesto revolucionario, no acudiera a España porque, si lo hacía, sería detenido en la frontera. Le alertó a través de José María Ballesteros, también procesado, entonces destinado en la Brigada de Información de Vitoria.

Afirma el fiscal que los hechos constituyen “un delito de revelación de secretos con grave daño para la Causa Pública del art. 417.1, párrafos primero y segundo CP [Código Penal] y, alternativamente, un delito de colaboración con organización terrorista del art. 576 del CP”.

El fiscal añade en el escrito que esta última calificación “se formula en virtud de los dispuesto por el art. 25 párrafo 1º, inciso 1º del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal”. Es decir, que la plantea no atendiendo a su propio criterio sino por orden superior, o sea, de la Fiscalía General del Estado. El fiscal general, Eduardo Torres Dulce, ha explicado posteriormente que tomó esa decisión después de consultar a los cuatro fiscales jefes del Tribunal Supremo, que se pronunciaron en dicho sentido.

5 años de prisión para Pamiés y Ballesteros

El fiscal concluye que procede que se imponga Pamiés “la pena de dos años de prisión, inhabilitación especial para el derecho sufragio pasivo durante el tiempo de condena y cuatro años de inhabilitación especial para el desempeño de su profesión de policía o miembro de cualesquiera otra fuerza de seguridad estatal, autonómica o local por el delito de revelación de secretos y, alternativamente, la pena de 5 años de prisión, multa de 18 meses, con 50 euros de cuota diaria y nueve meses de responsabilidad personal caso de impago con el límite del art. 53.3 CP e inhabilitación absoluta por 11 años (579 CP), por el delito de colaboración con organización terrorista”.

Para Ballesteros, “la pena de un año y 6 meses de prisión, inhabilitación especial para el derecho el sufragio pasivo durante el tiempo de condena y tres años de inhabilitación especial para el desempeño de su profesión de policía o miembro de cualesquiera otra fuerza de seguridad estatal, autonómica o local por el delito de revelación de secretos, y alternativamente la pena de 5 años de prisión, multa de 18 meses, con 40 euros de cuota diaria y nueve meses de responsabilidad personal caso de impago, con el límite del art. 53.3 VP e inhabilitación absoluta por 11 años (579 CP) por el delito de colaboración con organización terrorista. Costas por mitad”.

Relato de hechos

El fiscal relata en su escrito que desde 1998, “la Unidad de Información de la Policía de San Sebastián venía realizando una investigación contra a red de extorsión de ETA, denominada GEZI, que parecía tener como centro neurálgico el Bar Faisán del barrio fronterizo de Behobia, en la localidad de Irún (Guipúzcoa). Dicha indagación, archivada en 2003, fue retomada más tarde por la Comisaría General de Información a principios de 2004, de forma coordinada con la Comisaría de San Sebastián, de modo y manera que las pesquisas eran conjuntas. La investigación se denominó UROGALLO, primitivo nombre del Bar Faisán”.

Al constatarse que la actividad criminal se desarrollaba de forma simultánea en España y en Francia, y que algunos de los miembros de la red residían en este país, en enero de 2006 se acordó la constitución de un equipo hispano-francés. “Dicho equipo serviría para profundizar en las pesquisas sobre una posible sub-red de GEZI, dirigida por Joseba Elosúa Urbieta desde el Bar Faisán”.

 

“Tras meses de escuchas, vigilancia y seguimientos” se supo en la tarde del miércoles 3 de mayo de 2006, “de una reunión en una sidrería de la localidad de Oyarzun entre el propio Elosúa Urbieta y Ramón Sagarzazu, por un lado, ambos investigados en la causa, y el fallecido Gorka Aguirre Arizmendi, destacado miembro del Partido Nacionalista Vasco, por otro, encuentro en el que la policía sospechaba se iba a producir una entrega de dinero –nueve millones de pesetas, denominados por ellos “nueve botellas de vino”-. Dicho dinero, según la fuerza actuante, sería entregado al día siguiente a Cau Aldanur, otro de los investigados en la red, residente en Francia, en el propio Bar de Elosúa. Cau siempre pasaba a España cuando Elosúa le llamaba para, al parecer, hacerle entrega de dinero en el establecimiento. Nunca en el curso de la investigación se había detectado que fuera el propio Elosúa quien hiciera el camino inverso”.

Esa tarde-noche del 3 de mayo “se activó un operativo policial encaminado a la intervención del dinero y detención de todos los posibles miembros de la banda. A tal fin, se preparó un dispositivo conjunto con las autoridades judiciales y policiales francesas, cuyas condiciones de puesta en marcha serían las siguientes.

1. Que Cau Aldanur mantuviera una cita con Elosúa Urbieta.

2. Que los investigadores constataran que efectivamente esa cita se celebrase.

3. Que en el control de identificación del paso fronterizo se constatara que Cau portaba el dinero anunciado o cualquier otro dato relevante para la investigación.”

En la mañana del día 4, “a primera hora, se distribuyeron equipos y objetivos, dispuestos a activarse en cuanto se produjeran las condiciones antedichas”.

Pamiés llama a Ballesteros

El escrito de fiscal continúa diciendo que Enrique Pamiés, Jefe Superior de Policía del País Vasco, “tuvo conocimiento en la tarde anterior del dispositivo que se iba a poner en marcha y decidió obstaculizarlo para, al menos, impedir la detención de GORKA AGUIRRE, sin perjuicio de otros fines no debidamente acreditados hasta la fecha. A estos efectos, buscó una persona que no perteneciera a la plantilla de San Sebastián y no pudiera ser reconocida por los integrantes de éste o de la Sección de Economía de la Unidad Central de Inteligencia, con el propósito de que entrar en el bar Faisán esa misma mañana y, a su través, le permitiera visar a ELOSÚA URBIETA de que CAU no acudiera a España”.

El elegido fue JOSÉ MARIA BALLESTEROS PASTOR, en aquel momento inspector destinado en la Brigada de Información de Vitoria, “entre cuyas funciones no estaba la investigación del terrorismo de ETA, sino jihadista, lo que le hacía especialmente apto para la misión. El procesado BALLESTEROS, informado de los propósitos del procesado PAMIÉS, aceptó llevar a cabo lo que se le ordenaba a sabiendas de su carácter ilícito”.

La tregua de ETA

La frase del fiscal “sin perjuicio de otros fines no debidamente acreditados hasta la fecha” parece aludir al hecho de que Enrique Pamiés aludiera a que en ese momento ETA había anunciado una tregua, parecía estar en marcha un proceso de paz, y la operación en marcha contra la red de extorsión de la banda terrorista podría poner en peligro ese proceso.

De hecho, el dueño de Bar Faisán, Joseba Elosúa, manifestó en sede judicial que su comunicante le preguntó si “conocía la situación del momento político actual”, y le informó: “Estamos en una situación complicada, porque unos quieren que avance el proceso de paz y otros quieren que no siga adelante”.

Ballesteros llega a Irún

El fiscal relata en sus conclusiones que, en la mañana del día44a primera horad a Irse le ordenaba a sabiendas de su carformacicreditados hasta la fecha. -a jeran las condiciones antedichas" 4, a primera hora, BALLESTEROS marcha a Irún, y a las 11,04 se encontraba en las inmediaciones del domicilio de Elosúa, miró en los buzones para encontrar su piso, no lo halló, pero fue visto por el propio Elosúa y su mujer, a los que preguntó por una dirección en la calle Gaztelu Tar. Desde ese lugar, BALLESTEROS hizo una llamada a PAMIÉS desde su teléfono móvil.

“Es entonces cuando el procesado PAMIÉS le indica al procesado BALLESTEROS que contacte con Elosúa Urbieta en el propio bar, aun a sabiendas de que existe vigilancia en la parte delantera –puerta que da a la antigua aduana-, indicándole que entre por la puerta de atrás, de la que se había eliminado la vigilancia personal y electrónica un años atrás, dato que era conocido en todos los ámbitos de la investigación. A tal fin, el procesado BALLESTEROS se desplaza al bar…”.

Una vez en el bar, al que Elosúa Urbieta había llegado a las 11,08 según la baliza colocada en su vehículo. Cuando Elosúa se identifica, “el procesado BALLESTEROS le extiende un terminal telefónico, con la tarjeta correspondiente al número 630526421 desde donde previamente había llamado al número 629278484 del PROCESADO PAMIÉS, diciéndole a Elosúa que alguien iba a hablarle”. La llamada comenzó a las 11,23 y duró 8 minutos y 11 segundos.

El mensaje de Pamiés

“A continuación, el procesado PAMIÉS le dio a ELOSÚA datos y detalles de la operación para hacer creíble su mensaje, indicándole que bajo ningún concepto CAU cruzara la frontera porque sería detenido. Concretamente le dijo:

-- Que tuviera conciencia de la situación política.

-- Que le venían controlando desde hacía tiempo.

-- Que iban a detener a Cau Aldanur al cruzar la frontera.

-- Que sabía lo de las botellas de vino.

-- Que sabía que había tenido una comida el día anterior con Sagarzazu y Gorka Aguirre.

-- Que no dijera a nadie que le había llamado.

-- Finalmente, le advirtió que no hablase por los teléfonos ni en el coche.”

Llamadas a Cau

Tras la conversación, BALLESTEROS salió del bar por la puerta principal, siendo grabado por las cámaras de vigilancia. “BALLESTEROS ha reconocido ser la persona que aparece en todas las imágenes recogidas en la cinta de vigilancia 122, correspondiente al día de la fecha”. Permanece en las inmediaciones del lugar hasta las 11,44, en que se produce otro contacto telefónica entre los dos procesados.

Recibido el aviso, Elosúa se dirigió a una lonja de su propiedad, en la calle Juncal Labandíbar, a 200 metros del bar, por la puerta trasera sin ser detectado. Los investigadores pensaban que “en ese lugar podían hallarse las cartas de extorsión, dinero y los sellos de ETA”. Estuvo media hora, y volvió al bar por la puerta principal.

“Es entonces cuando intenta contactar con Cau a través del móvil de su hijo, José María Elosúa Llanos, no acertando por los nervios a marcar el número, por lo que decide llamar desde las cabinas situadas al lado de su establecimiento, acción que es vista por los equipos de vigilancia a las 12,35 horas”. El número al que llamó fue localizado por la policía.

A las 12,40, Elosúa y Carmelo Luquin marcha a Francia en el Ford Focus de Elosúa, “que estaba balizado con dispositivo de seguimiento y micro de audio” en virtud de auto judicial. Durante el viaje, cuenta a su yerno lo que ha ocurrido “olvidándose de que no tenía que hablar en el coche, tal y como le había avisado el procesado PAMIÉS MEDINA”. El policía que está escuchando en directo “detecta algo extraño –que se está hablando de policías- lo que motiva que avise al inspector jefe, oyendo ambos en directo el audio del viaje de vuelta a Irún de Elosúa y su yerno, Carmelo Luquin”. Esa tarde-noche, tras la transcripción del audieo, “es cuando llegan a la conclusión de que se ha producido una filtración”.

Francia desmonta el operativo

Mientras, durante esa mañana, el inspector jefe intenta que se active el dispositivo planeado, pero las autoridades francesas se niegan “ante el cambio en el devenir de los acontecimientos, que no se ajusta a lo pactado”. Elosúa había introducido papeles y recorte de periódico en un sobre, de modo que, si se hubiera realizado la operación, eso es lo que se habría encontrado.

“La operación contra la red se llevó a cabo, finalmente, fecha 22 de junio de 2006, siendo detenidos todos los integrantes de la red, pero sin que se encontrase una sola carta de extorsión en ninguno de los registros ni los 54.000 euros de un posible pago de la extorsión a que hacían referencia las conversaciones intervenidas, ni sello de la organización terrorista ETA”.

El coche de Elosúa, balizado

El escrito del fiscal incluye un Anexo I, titulado “Acta visionado cintas videovigilancia número 40 y 122”, que describe lo que se aprecia en dichas cintas, es decir, el propio Bar Faisán y las entradas y salidas que se produjeron, con descripción detallada del aspecto de las distintas personas, a algunas de las cuales se identifica. El día 3, se identifica a Elosúa, Gorka AGUIRRE, Carmelo Luquin… y el día 4 a José María BALLESTEROS: “Viste camiseta de color negra, pantalón gris y porta una cazadora en la mano izquierda”.

El Anexo II incluye un informe sobre la vigilancia realizada el 3 de mayo y la reunión en la sidrería EGI LUZE, de Rentería, con Elosúa, Gorka Aguirre y Ramón Sagarzazu. Y el Anexo IV transcribe las conversaciones registradas con la audiobaliza que se había colocado al coche de Elosúa. En las del día 3 se citan nombres como Antxón, Sempe, Múgica, Eguiguren, Rafa Díez, Otegui, Rosa Díez, Arzalluz, Txikierdi, Buesa, Joseba Arregui, Ibarrola, Uriarte, Perurena, Berasategui, Pernan, Argala.

Un ‘txakurra’

La transcripción del día 4 recoge la conversación de Elosúa en la que cuenta a su yerno, Carmelo Luquin, sobre la irrupción de Ballesteros y la conversación con Pamiés, dice:

“Y porque cuando me ha pasado el teléfono… “A ver… ponte al teléfono, Joder! A ver lo que te dice éste… Y me he puesto y… me ha empezado a decir… “Buenos días”… No me decía quién era… Pero también a mí no… “Ya sabes cómo nos encontramos… Tengo que advertirte que el teléfono… Ayer estuviste en una reunión… Luego… el pelo blanco… el Burutxuri… eh… Tienes cita hoy o mañana… Que le vas a dar nueve botellas de vino… tac-tac-tac...”. Y yo sin saber con quién hablo, claro”.

Durante el relato, Elosúa llama a su interlocutor “el txakurra”. “No me ha hablado de IMPUESTO REVOLUCIONARIO, de nada, de nada… Dice que no hable por el teléfono del bar, con esa gente por lo menos… que lo tengo… que lo tengo machacado. ‘Oye, que tú… que esto… no vas a decir a nadie que te he llamado yo, ¿eh? … Para no fastidiar todo el proceso… y que luego vamos a… armar aquí un zipizape diciendo que.. te ha llamado yo’. Que yo no diga nada… ‘Escucha lo que te he dicho yo… que aquí hay gente que quiere que esto se rompa… y claro”.

Más adelante insiste en que es “un madero”, y se plantea la posibilidad de que sea “jefe”. “Además me ha dicho: ‘Tienes policía ahí en la frontera ¿eh?... Para cogerle a JOSÉ ANTONIO… Si pasa le van a detener… Van a… ¿eh? mirar el coche de arriba abajo… e igual le interrogan (…). Pero por nada quiero que… los teléfonos que… normalmente utilizas y… el teléfono de aquí de casa, no hable, ¿eh?... Con esta gente… Y cando das una caja o das lo que sea, dale que se vea lo que le das… que no… no haya confusiones’. (…) El que estaba al lado he dicho éste es txakurra porque… cuando le he hablado por teléfono… ‘Oye… te habrá explicado mi compañero, ¿no?’ Joder, ¡ya está!”.

Insiste Elosúa en su relato grabado: “Me ha advertido por teléfono… que ‘Ya sabes cuál es la situación actual política, ¿no? Y hay quien quiere… esto que se rompa. Y hay quien quiere y lo que no queremos es… armar un… un circo… político, ¿no?’ (…) Porque me ha dicho: ‘Por favor, esto tiene que ser… confidente, ¡eh! No hables con nadie que te he llamado’”

El Anexo V, “Tráfico de llamadas relevantes para la investigación”, reseña las llamadas realizadas desde el teléfono de Enrique Pamiés los días 3 y 4 de mayo, de ellas diez con el director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, y ocho con Ballesteros. Y las llamadas realizadas por Ballesteros desde su teléfono.

También se reseña el contenido de las llamadas entre Joseba Elosúa y José Antonio Cau Aldanur. En la del día 4, a las 12,50 horas, Elosúa le dice que tiene que hablar con él “urgentemente” y quedan en Bayona.

Víctor García Hidalgo

El Anexo VI analiza la declaraciones prestadas, en sede judicial, por Elósegui, Carmelo Loquin, Cau Aldanur, Julen Madariaga… Víctor García Hidalgo, Enrique Pamiés y José María Ballesteros.

En una de ellas, Elosúa “declara que la mañana del día 4 de mayo tenía conocimiento de que José Antonio Cau iba a ser cacheado a su paso por la frontera, ya que un señor que entró en el bar Faisán, y que el manifestante piensa que era policía, hizo una llamada por teléfono móvil, pasándoselo para que hablase con un compañero, quien le comentó que cuando viniera Cau lo iban a cachear”.

En su declaración de Víctor García Hidalgo, que estuvo imputado en este caso como posible inductor pero al final ha quedado fuera, manifestó que fue él quien, siendo director general de la Policía, nombró a Pamiés Jefe Superior de Policía del País Vasco, y que se comunicaba con él con frecuencia. El 3 de mayo, tras haber hablado con el Comisario General de Información, realizó una llamada a Pamiés que duró 27 minutos. Sin embargo, en su testimonio García Hidalgo manifestó “que no recuerda haber mantenido ninguna conversación con Enrique Pamiés a las horas marcadas”.

José María Ballesteros manifestó que le trabajo que le encomendó Pamiés en Irún “fue el de controlar el despliegue policial existente en la zona de la frontera entre España y Francia, el inspector desconoce el porqué y tampoco lo preguntó. Dice haber ido solo, en coche oficial, y cree haber “pasado” dietas”.

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