ETA a Batasuna: “¿Le hemos explicado bien a Eusko Alkartasuna la propuesta?” Documentos internos muestran que la banda ha impulsado Bildu desde el principio

Las fuerzas de seguridad no tienen ninguna duda de que ETA es la ‘impulsora’ de la creación de Bildu, la nueva coalición electoral formada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba y el mundo de Sortu-Batasuna.

Este ‘plan B’, bautizado como Bildu (Reunir), puesto en marcha con vistas a las elecciones del 22 de mayo, después del veto de Tribunal Supremo a Sortu, significa que los batasunos llevarán la máscara de candidatos independientes dentro de esa coalición, y así conseguir puestos en ayuntamientos y diputaciones vascas. Y para alguno expertos en realidad se trata del “plan A” de ETA-Batasuna.

Salvo en el caso de que se produzca una contaminación manifiesta, a la Fiscalía y la Abogacía del Estado les resultará casi misión imposible reclamar al Tribunal Supremo la ilegalización de una coalición formada por partidos legales.

Del “Bloque Popular” a Bildu

En 2009, Batasuna puso en marcha este proyecto, llamado “Bloque popular independentista”, que un año más tarde, el 20 de junio de 2010, dio lugar a su matrimonio de conveniencia con Eusko Alkartasuna.

El fruto ha sido el “Acuerdo Estratégico entre fuerzas políticas independentistas”, firmado, entre otros, por Rufino Echeberria, miembro de la mesa nacional de Batasuna, y por el secretario general de EA, Peio Urizar. Ese pacto consideraba necesario “impulsar fórmulas electorales”. Y Bildu es el resultado.

Una opción diseñada por ETA

ETA no fue ajena a este plan, ni al acuerdo a que se ha llegado ahora con la creación de Bildu. Así lo revela una comunicación intervenida por las Fuerzas de Seguridad, que está incluida en un sumario del Juzgado de instrucción número cinco de la Audiencia Nacional. La comunicación fue enviada a Batasuna en pleno debate sobre “cómo impulsar fórmulas electorales”.

Según ha sabido El Confidencial Digital, se trata de una comunicación de la cúpula de la banda a sus delegados en Bateragune, la dirección política de la izquierda abertzale desmantelada en la operación de Segura.

En ese documento, la banda escribió: “La opción Hostoa [EA] estaba diseñada dentro de una dirección clara: en una articulación de fuerza independentista, en una unión de fuerzas a favor de la independencia. Pero, ¿la izquierda abertzale ha trabajado en esa dirección con Hostoa? ¿Le hemos explicado a Hostoa la propuesta tan bien como era necesario?”. ETA llama a Eusko Alkartasuna “Hostoa” en alusión a la hoja de roble de su logotipo.

 

Para los expertos en la lucha antiterrorista, estas preguntas revelan que los contactos entre la izquierda abertzale y EA, no sólo estuvieron bajo la dirección de los terroristas, sino que la delegación de Batasuna actuó siempre en presentación de ETA, hasta el punto de que la cúpula etarra llegó a cuestionar cómo se había gestionado.

Se trata de uno de los documentos en los que se basan las Fuerzas de Seguridad para afirmar que el “Acuerdo estratégico entre fuerzas independentistas” es “un proyecto impulsado desde ETA” y gestionado por los miembros de Bateragune que habían permanecido en libertad.

El pacto con EA fue rubricado por Rufino Echeberria y Txelui Moreno. En el acuerdo también tuvo un papel destacado Rafael Díez Usabiaga, pero no lo llegó a firmar porque la resolución judicial que le permitió salir de la cárcel para cuidar de su madre enferma le prohibía intervenir en actos directamente vinculados con la izquierda abertzale.

El objetivo de este “plan B”, articulado a través de Bildu, es presentar candidaturas en las tres provincias vascas a las juntas generales y municipios importantes. En Navarra lo hicieron primero y en el País Vasco, el pasado fin de semana.

El “plan C” serían las agrupaciones de electores, fórmula ya empleada en 2007. En aquellas elecciones municipales, bajo el nombre de Abertzale Sozialistak, intentó estar presente con 251 plataformas, pero el Tribunal Supremo las ilegalizó. No así, las 133 candidaturas que Batasuna coló como ANV.  

Para hacer frente a estas estratagemas, el Gobierno prepara también un “plan B”. De ahí que su vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, adelantara que el Ejecutivo “actuará si la izquierda abertzale intenta volver a las instituciones a través de otros mecanismos distintos a la legalización de Sortu”.

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