Las chapuzas de la Guardia Civil de Tráfico: no tienen terminales para cobrar multas con tarjeta, no hay boquillas para el control anti-droga y cuestan casi tanto como la sanción

Los guardias civiles de Tráfico se están encontrando con nuevos problemas para poner multas a aquellos conductores cuyo comportamiento en la carretera no es el adecuado. Los cambios en las formas de cobro de esas sanciones, así como la falta de material para realizar los controles necesarios, están dificultando su trabajo.

Hace dos semanas, la DGT informó a la Jefatura de Tráfico de la Guardia Civil de un nuevo protocolo para el cobro de multas: a partir de ahora, el conductor sancionado no podrá abonar el dinero en metálico como hasta la fecha, sino a través de su tarjeta de crédito o por transferencia bancaria.

Ese cambio, según explican a El Confidencial Digital fuentes bien situadas en la Benemérita, está provocando “muchos conflictos” para los agentes, ya que la norma se está aplicando antes de que todas las agrupaciones de la Guardia Civil posean la máquina necesaria para el cobro inmediato a través de tarjeta de crédito.

Los agentes consultados explican que en las indicaciones de la propia multa sigue apareciendo la posibilidad de pagar en efectivo y, “cuando se le explica al conductor que eso ya no es así, y que aún no hemos recibido la máquina para cobrar de forma inmediata con tarjeta, las reacciones no son nada tranquilas”.

El cobro en efectivo era “poco ágil”

Pese a esos problemas por el cambio de normativa, los guardias civiles consideran “necesaria” la iniciativa llevada a cabo por la DGT, ya que el cobro en efectivo “era poco ágil para la propia Administración”, y también “provocaba algunos malos entendidos con los conductores”.

En concreto, explican que “la Dirección General de Tráfico tardaba mucho en tener ese dinero ingresado, y también se quería acabar con la imagen de un conductor dando dinero a un agente, porque en ocasiones daba mala impresión al resto de usuarios de la vía”.

Tampoco hay boquillas para los controles

Además de la falta de máquinas para cobrar las multas a través de la tarjeta de crédito al instante, las fuentes consultadas por ECD alertan de la ausencia de boquillas para realizar controles anti-droga en las carreteras.

Según los agentes, “en las agrupaciones del interior de la Península, sobre todo en Castilla y León, sobran, pero en zonas de costa escasean y no se pueden realizar los controles precisos”.

 

Las fuentes consultadas añaden que este tipo de controles se realizan sobre personas “con evidentes síntomas de haber consumido este tipo de sustancias ya que cada prueba tiene un coste de unos 300 euros y la multa solo llega a los 500”.

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