La Guardia Civil coloca agentes escondidos cerca de los radares móviles para evitar que los roben: el precio de cada uno es de 25.000 euros. Vea imágenes

La desaparición de varios radares móviles, que habían sido colocados en las carreteras para controlar la velocidad de los automovilistas, ha obligado a la Dirección General de Tráfico a desplegar agentes de la Guardia Civil, escondidos, cerca de los aparatos para evitar que los roben.

El dispositivo que está aplicando la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil cuando ubica uno de estos radares es muy elemental: el aparato se coloca en el borde de la carretera, en el arcén cuando existe, y a unos escasos diez metros, escondido, por ejemplo detrás del guardarraíl, un agente vestido de uniforme vigila que nadie se lo lleve.

A unos cien metros se sitúa la patrulla que controla el radar y que recibe la señal cuando alguien ha sobrepasado la velocidad permitida. Esos agentes paran al infractor y le notifican la multa correspondiente. El margen de error de estos cinemómetros es del uno por ciento y permiten almacenar hasta 10.000 fotografías en color.

Según fuentes de la Dirección General de Tráfico, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, la sustracción de algunos de estos radares ha sido la causa principal por la que han tenido que poner agentes camuflados cerca del controlador de velocidad. Cada uno de estos aparatos cuesta en torno a los 25.000 euros.

En muchos casos, quienes roban los radares móviles son individuos cuyo vehículo ha sido multado en algunas ocasiones por medio de este tipo de aparatos y que intentan vengarse llevándoselos. En otros casos, los sustraen para después revenderlos.

Para no pocos conductores estos controladores de velocidad responden sobre todo al afán recaudatorio del Estado. Denuncian que el dinero de las multas no se utilice para solucionar los puntos más conflictivos de las carreteras. Opinan también que los radares deberían servir para mejorar la seguridad del tráfico y así evitar más accidentes.

El director de la DGT, Pere Navarro, espera que este año el número de nuevos radares, tanto fijos como móviles, que se coloquen en las carreteras españolas se acerque a los 200. Considera estos aparatos como la única forma para disciplinar la velocidad de los conductores, la asignatura pendiente en España en materia de seguridad vial.

A continuación, vea las imágenes que ha captado ECD en las que se observa a un agente escondido cerca de un radar móvil: 

 

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