Tuvo 20 días para planificarlo

Así se suicidó el asesino de Eva Blanco en la cárcel de Alcalá-Meco

Se colgó del tubo que suministraba agua a la cisterna. Aprovechó la falta de vigilancia a las 3 de la mañana y se tardaron cinco horas en descubrirlo

Ahmed Chelb, a la salida del juzgado.
Ahmed Chelb, a la salida del juzgado.

El suicidio de Ahmed Chelb, presunto asesino de Eva Blanco, pilló por sorpresa a los responsables de la prisión de Alcalá-Meco, en la que estaba encarcelado desde octubre. La vigilancia a un interno de sus características era constante pero, pese a ello, logró quitarse la vida. Ante la gravedad de lo sucedido, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha abierto una investigación.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes conocedoras de dicha investigación, Chelb preparó, durante 20 días, su propia muerte. Todo empezó el 8 de enero, cuando se le dejó de aplicar el protocolo anti-suicidios y ya no tuvo compañero de celda.

Los psicólogos de la prisión, que ya han sido interrogados, aseguraron que “vieron en él una evolución que no hacía pensar en lo que ha pasado”.

Así se fabricó su “horca”

El presunto asesino de Eva Blanco planificó al detalle el cómo y el cuándo de su suicidio. Estudió a fondo qué posibilidades le ofrecía la celda para poder quitarse la vida. Y solo encontró una: el tubo que suministraba agua a la cisterna del baño.

Los técnicos de Instituciones Penitenciarias consultados explican que, gracias a ese conducto, “pudo fabricarse su propia horca”. Para ello, añaden, utilizó los cordones de sus zapatillas para usarlos a modo de soga.

En ese sentido, las mismas fuentes aseguran lo siguiente: “En las series americanas siempre ponen que a los presos se les quita los cordones, pero aquí, y si no está en protocolo anti-suicidios, esas cosas no se hacen”.

Aprovechó la falta de vigilancia nocturna

Una vez elegidos los medios para suicidarse, Chelb estudió el funcionamiento de la prisión, y los turnos de vigilancia, para elegir el momento preciso.

Y ese no era otro que las 3 de la madrugada. A esa hora, explican desde la prisión, “se produce un vacío en la vigilancia que fue aprovechado por el reo”. Además, al suicidarse empleando el tubo de la cisterna del baño, “no estaba visible, ya que hay un pequeño muro para dar mayor intimidad a los presos cuando usan el inodoro”.

Así las cosas, el único sospechoso del asesinato de Eva Blanco permaneció horas, ya muerto, dentro de su celda: “No fue hasta las ocho de la mañana, cuando se hizo la primera inspección en las celdas, cuando no fue hallado su cuerpo”.

 

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