¿Acierta Esperanza Aguirre apostando por colegios para chic@s list@s?

Esta semana se ha abierto el primer instituto público en Madrid que ofrece a sus alumnos el llamado ‘Bachillerato de Excelencia’, un curso más exigente para estudiantes por encima de la media académica. La medida, impulsada por el Gobierno de Esperanza Aguirre, ha abierto un debate a nivel nacional sobre la conveniencia de ofrecer a los chicos más brillantes una educación superior a la de sus compañeros.

Los críticos de este proyecto aseguran que “es una medida segregadora”, que puede perjudicar al sistema educativo. Desde el propio ministerio de Educación llegaron a afirmar que el nuevo sistema puede conllevar la creación de guetos y poner en peligro la socialización de los estudiantes.

Sin embargo, expertos en la enseñanza consultados por El Confidencial Digital sostienen que no existe discriminación y que el ‘Bachillerato de Excelencia’ potenciará el aprendizaje de todos los alumnos. Estos son sus argumentos:

--La enseñanza debe igualarse por abajo… y por arriba. Profesores y catedráticos señalan que el mayor problema de la Educación en España es que “a los alumnos siempre se les ha intentado igualar por abajo”. Es decir, “cuando el nivel de la clase es inferior a las expectativas del maestro, éste se veía obligado a rebajar el tono para que nadie se quedara atrás”. Con este nuevo Bachillerato, “cada estudiante recibirá los contenidos en función de su interés y capacidad”.

--Ahora se equilibrará calidad con igualdad de acceso. Uno de los planteamientos más repetidos en la sociedad española es que “una educación de calidad hay que pagarla”. Según los expertos, “parece que un alumno no pueda llegar a alcanzar unos contenidos por encima de la media de la clase si sus padres no pueden pagar un centro privado”. Con esta nueva iniciativa, “cualquier chico o chica con mejor expediente puede acceder a una enseñanza superior”.

--Favorecerá la libertad de elección. La creación de un ‘Bachilerato de Excelencia’ implica “una mayor de diversidad de colegios y tipos de educación, por lo que alumnos y padres de alumnos tienen más oferta para elegir”. Eso implica un “auténtico pluralismo escolar”.

--Los alumnos firman un ‘contrato de esfuerzo’. En la misma línea que el argumento anterior, hay que destacar que los estudiantes que decidan a acceder a este tipo de enseñanza, deben superar primero un examen de capacitación que ya se aplica a los aspirantes al Premio Extraordinario de la ESO. Una vez conseguida la plaza, los alumnos “firman un acuerdo tácito de esfuerzo con sus profesores, que también encuentran un impulso más en su trabajo”.

--Clases para todos los perfiles de alumnos. Actualmente, los estudiantes con bajo rendimiento y malas notas tenían la posibilidad de asistir a las llamadas clases de diversificación, donde recibían contenidos adaptados a su nivel y continuar así con su vida académica: “Se quería evitar la desmotivación por ir por detrás de los demás, pero los alumnos con mejores resultados que la media también pueden perder motivación por ir por delante, por lo que el ‘Bachillerato de Excelencia’ equipara las cosas”.

--La necesidad de emulación. El tener referencias de alto nivel académico, la sana competitividad, motivar la pasión por el trabajo-estudio bien hecho, ya desde pequeños es algo positivo: “No por obsesión, no por la presunción de estar más alto que los demás, sino por servir, por dar salida a lo que en potencia todos llevamos. Un entorno de excelencia ayuda a que los sólo trabajadores sean excelentes y optimicen su esfuerzo”.

El mayor riesgo de este ‘Bachillerato de Excelencia’, según profesores y catedráticos, es la posibilidad de que el Estado pueda tener un excesivo control de las clases: “Han sido creadas por organismos públicos y existe el peligro de que éstos puedan influir en los contenidos educativos”.

Para los expertos, “hay que ir despacio” en esta iniciativa para que los cursos para alumnos por encima de la media estén desprovistos de “una manipulación ideológica de la educación por parte de los poderes públicos, sean del color que sean”.

Si se consigue una enseñanza específica para cada tipo de alumno, con contenidos adaptados pero con una misma línea de aprendizaje a seguir y alejada de criterios políticos, “iniciativas como el ‘Bachillerato de Excelencia’ contribuirán a que todos los estudiantes de este país reciban la educación que deseen”.

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