Sacyr – Repsol – Lukoil: una negociación que pone contra las cuerdas al Gobierno Zapatero

La posible compra de Lukoil del paquete de acciones de Sacyr en Repsol tiene una lectura empresarial y una lectura política que pone en una situación difícil al Gobierno y a las partes aun cuando la operación de Lukoil no fructifique.

-         Desde que comenzaron los movimientos de la petrolera rusa Lukoil para hacerse con el paquete accionarial de Sacyr Vallehermoso en Repsol, añadiéndole un diez por ciento de participación en la petrolera hispanoargentina, el Gobierno ha mandado mensajes equívocos, sin lograr armonizar las opiniones en el seno del PSOE ni en el Consejo de Ministros: desde que hay compradores más deseables a propósitos de no interferencia, desde que el Gobierno debe comprar la parte de Sacyr a la puesta en olvido del discurso presidencial en torno a los ‘campeones energéticos nacionales’ aludidos cuando Eon intentó entrar en Endesa.

-         El tamaño de Repsol lleva años haciéndola codiciable en el mercado como objeto posible de una OPA. Mientras tanto, han arreciado las críticas a la gestión de la compañía, por la falta de creación de valor para el accionista, o se ha aludido al mal fario de la petrolera tras las turbulencias vividas en Argentina, Bolivia o Guinea Ecuatorial. Al tiempo, Repsol es la petrolera que menos crece en exploración y producción, tiene impuestos altos en Argentina, es la menos diversificada en yacimientos y la más endeudada. Con una Sacyr acuciada por la deuda, cuyas condiciones se endurecen este mes de diciembre, Repsol necesita otro accionista poderoso estable y el Gobierno no puede permitirse que su futuro esté en riesgo.

-         El temor al ‘que vienen los rusos’ es inevitable habida cuenta de los ambiciosos planes energéticos de Putin. España ya depende del petróleo ruso en la mayor parte de su suministro, como depende del gas argelino. Lukoil, sin embargo, es la empresa energética rusa más ‘vendible’ en el extranjero, pues opera por ejemplo en Estados Unidos y tiene su capital participado por ConocoPhillips, una de las mayores petroleras no estatales del mundo. Lukoil es una empresa que cotiza en bolsa pese a que su accionariado sea poco transparente porque la mayoría de las acciones está en manos de depositarios. Es la segunda petrolera no estatal (aunque las mediciones varían) tras ExxonMobil, con un 1,3% de las reservas mundiales de petróleo y gas.

-         La petrolera rusa, a todo esto, guarda silencio. Por sus intereses en el Mediterráneo y en Hispanoamérica, donde tiene mejor llegada que Repsol, la entrada de Lukoil podría ser de ayuda para la compañía española.

-         Al margen del problema político, que Rajoy cifró como que España sería el único país de la UE que dejaría su suministro energético en manos rusas, el problema es de financiación: de dónde saldrá el dinero -y en qué condiciones- para que Lukoil adquiera un 9,9% adicional de acciones de Repsol YPF a los accionistas interesados en vender: La Caixa, Mutua Madrileña, Caixa Catalunya y, quizá, la aseguradora AXA, necesitada de liquidez. Los bancos buscan soluciones para financiar el desembarco ruso. El Santander, que encabeza el crédito sindicado otorgado a Sacyr en 2006 para entrar en Repsol, tendrá que empeorar su balance si Sacyr no logra vender su paquete de acciones de Repsol.

-         Lukoil aceptaría la dirección española en Repsol para facilitar su entrada. Antonio Brufau, presidente de Repsol, al tiempo que pide la exclusión de la intervención gubernamental, ha pedido a los interesados en la adquisición de participaciones en la petrolera que crucen la "línea mágica" del umbral del 30% que obliga a lanzar una OPA por el 100% de la empresa. De lo contrario, pide que, si se quedan por debajo de este porcentaje, se limiten a "colaborar" y "aportar valor". El problema de sentar a Lukoil en el Consejo de Administración es que puede ser considerado ‘competidor’, lo cual tiene difícil justificación en los estatutos de la compañía.

-         El problema de financiación es, en efecto, peliagudo, de modo que pocos apuestan ya por Lukoil como comprador, más allá de la tormenta política. Lukoil debería pagar cerca de 27-28 E por acción para pagar así la deuda de Sacyr, que pagó a 26,7 E por acción en 2006. Es muy difícil que otra petrolera europea –Total sería la única- acceda a pagar ese precio.

-         El Gobierno enfrenta aún otro problema, de corte moral, que le está granjeando no pocas antipatías. Tiene que ver con Sacyr y su presidente, Luis del Rivero. Sacyr ha sido unánimemente criticada por su mala gestión y por ser exponente claro de la burbuja crediticia: una empresa que se endeuda para comprar una empresa mayor –Vallehermoso- y vuelve a endeudarse para participar en Repsol con un bocado accionarial que le resulta indigerible. Entre medias, la crisis de la construcción afecta de lleno a la empresa. Si el Gobierno frena la compra de acciones de Repsol, por parte de Lukoil o de otra empresa, Sacyr se hundirá creando problemas graves, del paro a un agujero en el sector bancario. Al tiempo, se recuerda que el Gobierno sí dejó caer a Martinsa-Fadesa, negándole el aval prometido por el ICO.

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