¿Por qué seguimos en Afganistán?

España abandonó unilateralmente las misiones en Irak y Kosovo–en 2005 y 2009 respectivamente-. ¿Por qué es distinta nuestra presencia en Afganistán?

-          Esta misma semana, José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que comparecer en el Congreso para justificar, por primera vez en seis años, los motivos del despliegue de tropas españolas en Afganistán. Hasta ahora, era la titular de Defensa, Carme Chacón, quien daba la cara en lo referente a este asunto. Según el presidente del Gobierno, los soldados españoles permanecerán en Afganistán “hasta que el país deje de ser una amenaza para la seguridad internacional”. Lo cierto es que, como ya se contó en estas páginas, el PSOE está profundamente preocupado con el cariz que está tomando el conflicto afgano: Se esperan víctimas en el futuro y preocupa igualmente la factura electoral que suponen nuevas bajas. Ya van 94, 32 sin contar los 62 del accidente del Yak.

-          Mientras, en Afganistán, el conflicto se recrudece. Las ofensivas de la insurgencia son cada vez más violentas y frecuentes. Los enemigos del gobierno de Kabul están en plena fase de contraataque, intentando recuperar parte del terreno perdido a favor del Gobierno de Karzai. Obama ha solicitado a sus socios de la OTAN que intensifiquen nuevamente sus esfuerzos sobre el terreno, lo que se está traduciendo en una mayor exposición de nuestras tropas. España ha adelantado sus puestos avanzados, situándolos en tierra enemiga. Se encuentran en el ‘epicentro’ del peligro.

-          Rodríguez Zapatero no tiene más remedio que defender la misión afgana: Es un compromiso personal Barak Obama. En sus seis años de Gobierno, Zapatero no pisó el despacho Oval de la Casa Blanca hasta que Obama le citó para hablar de Afganistán, en octubre de 2009.  Durante aquella visita –se producía una semana más tarde de la muerte en atentado del cabo español Cristo Cabello-, Zapatero se comprometió a enviar más guardias civiles para tareas de formación de la policía afgana. El presidente se fue de Washington habiendo recibido los agradecimientos de la Casa Blanca y del Congreso estadounidense. Pero volvió a España con un compromiso bajo el brazo muy difícil de explicar a la opinión pública.

-          A partir de aquella reunión, la estrategia de comunicación del Gobierno Zapatero cambió radicalmente. Se asumió por completo la línea argumental de Estados Unidos. La palabra clave en el discurso pasó a ser ‘seguridad’ en vez de ‘paz’. Se abandonó toda referencia, por ejemplo, a los ‘derechos de la mujer’.

-          El problema principal para Rodríguez Zapatero es la denominación de la misión. Mientras en Estados Unidos Obama habla abiertamente de ‘guerra’, para el Gobierno ese término está desterrado por temor a las reminiscencias con Irak. El PSOE, en un intento de no traicionar su discurso pacifista, habla de “diferencias semánticas”: La palabra ‘war’ –guerra en inglés- “se utiliza de manera polisémica” aseguró la semana pasada el portavoz socialista José Antonio Alonso, tratando de explicar que la ‘guerra’ de la que habla Estados Unidos no es la misma ‘guerra’ en la que está implicada España.

-          Los argumentos sobre la ‘seguridad internacional’ no calan en Europa. Quedó escenificado este año, cuando el gobierno de coalición en Holanda se disolvía tras un visceral debate sobre la presencia de sus tropas holandesas en Afganistán. Democristianos –a favor- y laboristas –en contra- rompieron su acuerdo de gobierno y convocaron elecciones anticipadas. Ganaron los detractores de la misión, y el nuevo ejecutivo retiró sus tropas del país asiático este verano.  La experiencia holandesa ha servido de lección, y de aviso, para el resto de aliados europeos.

-          España puede decidir unilateralmente retirarse del escenario afgano, como hizo en las misiones de Kosovo e Irak. Pero éstas no contaban con el compromiso explicito, directo y personal de Rodríguez Zapatero. Obama entiende que su la presencia de tropas españolas en Afganistán es un problema interno para el socialista. El Confidencial Digital desvelaba la estrategia diseñada por la administración estadounidense para disminuir la presión que la opinión pública y la prensa están ejerciendo sobre el Gobierno de España. La ‘ofensiva’ corre a cargo del embajador de EE.UU, Alan D. Solomont, que visitó a los soldados españoles en Qala e Naw y mantuvo también una reunión reservada con un selecto grupo de periodistas. El objetivo es cambiar la percepción que la opinión pública tiene del conflicto. Sin embargo,  cada vez que hay bajas, esta estrategia se resiente. Así ocurrió tras la muerte de dos guardias civiles y un traductor español en agosto.

-          El primer contingente español desplegado en Afganistán por el Gobierno Aznar estaba compuesto por 450 militares. Hoy son más de 1.300, y pueden aumentar. No obstante, el ejecutivo de Rodríguez Zapatero también tiene una serie de argumentos internacionales en los que apoyarse: Como miembro de confianza de la OTAN, España está ‘obligada’ a contribuir en las misiones que emprenda la Alianza. La actual misión de la Fuerza de Seguridad –ISAF- está amparada por varias resoluciones de la ONU. Y además, en clave interna, el preámbulo de la Constitución recoge la voluntad de "colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones internacionales pacíficas”, y la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional incluye la obligación de apoyar a “sus aliados en el marco de las organizaciones internacionales de las que España forma parte”.

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