Unas honras fúnebres y una despedida con categoría

El adiós a Adolfo Suárez ha tenido dignidad y solemnidad, pero sin caer en aparatosidades que habrían disgustado al propio ex presidente. Bien el velatorio en el Congreso, lo mismo que la despedida ayer por las calles. Dice mucho de un país la forma en que homenajea a sus grandes hombres, y en España no tenemos mucha costumbre de honrar a nadie, por timidez, por envidias... Esta vez las cosas se han hecho bien y felicito a quien las ha organizado.

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