Estreno en cine: "Al descubierto": cómo se gestó el movimiento #metoo

Las reporteras del New York Times Megan Twohey y Jodi Kantor dan a conocer el caso que ayudó a lanzar el movimiento #MeToo y rompió décadas de silencio sobre el tema de la agresión sexual en Hollywood.

Adaptación del libro de no ficción “She Said”, de las periodistas de The New York Times Jodi Kantor y Megan Twohey, donde describen cómo prepararon el exhaustivo reportaje que detallaba los abusos sexuales cometidos de forma regular durante años por el productor Harvey Weinstein, que había llegado a acuerdos extrajudiciales con algunas de sus víctimas para evitar demandas. El artículo –junto al publicado por Ronan Farrow sobre acoso en Hollywood para New Yorker, menos riguroso– encendió la mecha del #MeToo, movimiento en el que miles de mujeres de todo el mundo recurrieron a las redes sociales para detallar sus experiencias más sórdidas, lo que ha propiciado cambios de mentalidad y legislativos.

Un prólogo muestra lo que le ocurre a una joven en 1992, cuando tiene una mala experiencia tras incorporarse a un equipo de rodaje en Irlanda. La acción se traslada luego a 2016, cuando Twohey escribe sobre mujeres importunadas por Donald Trump, que en ese momento busca convertirse en presidente de Estados Unidos. Apoyada por sus editores, se asociará con Kantor, que elaboraba un reportaje en torno a refugiados sirios, para investigar qué hay detrás de un tuit de la actriz Rose McGowan, que sugiere que ha sido hostigada por el todopoderoso Harvey Weinstein. No tardan en descubrir que abundan las afectadas por la naturaleza depredadora del magnate, pero conseguir que hablen no será fácil.

Dirige la alemana María Schrader, responsable de la brillante Stefan Zweig: Adiós a Europa, y de la serie Unorthodox, que ha seguido de forma poco disimulada los patrones clásicos de Todos los hombres del presidente, Spotlight o Los archivos del Pentágono, que se le adelantó reivindicando la figura femenina en el periodismo. No hacía falta subrayar el mensaje feminista con una escena metida con calzador, donde las protagonistas son agobiadas por unos tipos que pretenden ligar con ellas de malas maneras en un bar. Tampoco convencen algunos flashbacks ni la versión estereotipada que se ofrece de Weinstein, cuya voz grabada se escucha, y que aparece de espaldas interpretado por un actor, Mike Houston, en una escena.

Pero por otro lado, el film ofrece más detalles de las vidas privadas de sus personajes que los referentes que sigue, lo que propicia que se ponga de manifiesto la importancia del apoyo familiar a su labor. Queda claro que Twohey lucha contra la depresión posparto, mientras que Kantor, madre de hijos pequeños, se ve obligada a hacer sacrificios constantes. Se muestra la parte más ingrata del trabajo periodístico, con visitas y llamadas rutinarias que a veces no llegan a ningún sitio, y la dificultad para conseguir fuentes. Al mismo tiempo se homenajea a la profesión, cuando se ejerce de forma rigurosa y profesional, y resulta conmovedora la relación de los personajes centrales con la editora Rebecca Corbett (la siempre sólida Patricia Clarkson) y el editor ejecutivo Baquet (un sorprendente Andre Braugher).

El film cuenta con la presencia de alguna actriz que padeció las represalias de Weinstein al negarse a pasar por el aro. En concreto aparecen Samantha Morton, como Zelda Perkins, asistente del productor –la veterana intérprete se luce en un momento de enorme tensión en un café londinense–, y Ashley Judd, presente en una sobrecogedora escena en la que se interpreta a sí misma. Por su parte, Gwyneth Paltrow se ha prestado a grabar sus frases para un momento en que se la escucha por teléfono. Está genial Peter Friedman, como abogado del investigado aparentemente amistoso, pero que en realidad es un tipo frío y calculador. Y por supuesto están a un alto nivel Carey Mulligan (Twohey) y Zoe Kazan (Kantor), que soportan el mayor peso del film.