Ford Mustang Shelby GT500: puro músculo

Una de las estrellas que más brilló durante el pasado Salón del Automóvil de Detroit fue, el Ford Mustang Shelby GT500, un modelo que representa todo un homenaje al legendario piloto y preparador Carrol Shelby y a su mítica marca Cobra. Con una carta de presentación que no puede ser más contundente, bajo su capó ruge un motor V8 sobrealimentado con 5,2 litros de cilindrada que desarrolla más de 700 CV.

Este Shelby GT500, diseñado por Ford Performance, monta el motor V8 de calle más potente que ha desarrollado la marca del óvalo a lo largo de su dilatada historia, además de pasar a ser la nueva referencia para el resto de fabricantes estadounidenses. Por añadidura se convierte en el Mustang homologado para carretera más potente de todos los tiempos, lo que imprime un gran caché a esta sexta generación del modelo.

El núcleo de su motor V8 es un bloque de aleación de aluminio, producido manualmente, que cuenta con camisas ligeras de cilindro y culata de aluminio para ahorrar peso. Incorpora bielas forjadas, lubricación mejorada y conductos de refrigeración aumentados para adaptarse a tan elevadas solicitaciones. A este respecto, para lograr una mayor rigidez, monta un cárter estructural que también reduce las vibraciones, estando dotado  con un sistema de deflector activo (patentado) para mantener el aceite donde se necesita.

La sobrealimentación se encomienda a un compresor de 2,65 litros dotado con un radiador de aire-líquido que va integrado entre las bancadas del motor. Para pasar al asfalto tan elevado potencial, Ford Performance aprovechó toda la experiencia cosechada  en el desarrollo de la caja de cambios de doble embrague del superdeportivo Ford GT, por lo que el Shelby GT500 lleva acoplado un cambio automático de doble embrague con 7 velocidades capaz de realizar cambios en menos de 100 milisegundos. El árbol de trasmisión es de fibra de carbono

De auténtico superdeportivo cabe etiquetarse las prestaciones del Ford de serie más potente de la historia. El Mustang Shelby GT500 pasa de 0 a 60 mph (96 km/h) en 3 s y recorre 400 m en tan solo 11 s. Evidentemente digerir estas prestaciones supone contar con un chasis de primer nivel y unos frenos infatigables.

Ford Performance le ha dotado con suspensión activa MagneRide de próxima generación y muelles helicoidales más ligeros, mientras para el calzado a recurrido a unos neumáticos Michelin Pilot Sport 4S personalizados. Del frenado de la máquina se encargan unos discos de 420 mm (los más grandes utilizados por un deportivo americano) mordidos por unas pinzas Brembo de 6 pistones.

Para los más exigentes, el paquete Carbon Fiber Track incluye llantas de 20 pulgadas en fibra de carbono.

El Ford Mustang Shelby GT500 empezará a venderse el próximo otoño, pero no tiene prevista su comercialización en Europa.

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