Pablo Iglesias declara ante el Juez que: el “estrés” por el “acoso” a su chalet “afectó a su rendimiento laboral”

El ex vicepresidente declaró que las protestas del vecino al que denunció le obligaron a “restringir las salidas al jardín” de sus hijos y le impidieron sacar a pasear a sus tres perros

Pablo Iglesias aseguró ante el juez que investiga el supuesto acoso a su vivienda por parte de un vecino de Galapagar (Madrid), que las protestas de Miguel Ángel Frontera afectaban a su labor como vicepresidente del Gobierno. 

En su declaración ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Collado Villalba, el líder de Podemos mantuvo que el presunto hostigamiento afectaba a su trabajo por la situación de “estrés” que le generaba y negó que pueda equipararse con los escraches, con los que dijo no estar de acuerdo.

“¿Esta situación le está afectando en su vida cotidiana?”, le pregunta el instructor, que investiga por cinco delitos a Frontera.

En la declaración, el candidato a presidir la Comunidad de Madrid redefinió el concepto de escrache, una técnica de presión y hostigamiento a cargos públicos que él mismo alentó e incluso puso en práctica. Tanto Iglesias como la ministra de Igualdad, Irene Montero, argumentaron que los escraches son concentraciones que se realizan sólo durante unos minutos y únicamente en el lugar de trabajo, no en el domicilio personal. Iglesias se olvida así de las manifestaciones que sufrió en la puerta de su casa la ex vicepresidenta durante el Gobierno de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, y que él apoyó.

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Durante el interrogatorio, el ex vicepresidente improvisó la definición de escrache sin siquiera consultar la Real Academia Española que lo define como «piquete a la puerta del domicilio de la persona titular del órgano competente para adoptar la decisión a que se refiere la protesta». Iglesias cambia el significado a conveniencia.

En 2013, el líder podemita rechazaba las críticas de los políticos a estas protestas: «Lo que está claro es que los ciudadanos están hasta el gorro de algunos de sus representantes. Hacía falta que se viera en los medios a los ciudadanos», sentenció en su programa Fort Apache. Añadió: «Los escraches son el jarabe democrático de los de abajo». Un jarabe democrático que no defendió después, estando en el Gobierno.

Iglesias adoptó un papel victimista en el interrogatorio y aseguró que tiene miedo de los vecinos que acuden para quejarse de la gestión del Gobierno durante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia. La letrada del querellado, Polonia Castellanos, le preguntó si había contratado a agentes de seguridad privada para proteger su vivienda, además de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que escoltan el casoplón por orden de Fernando Grande-Marlaska. Iglesias respondió que no. Y la letrada le contestó: «Entonces no tendrá tanto miedo usted»

“Claro. Para empezar no puedo salir a pasear con mis hijos -dice Iglesias-, he de restringir sus salidas al jardín por el miedo a que puedan escuchar los insultos de este señor. Muchas veces dentro de la casa les hemos tenido que cambiar de habitación porque cuando utiliza megafonía los gritos y los insultos se escuchan también dentro de casa”.

Incluso asegura que “muchos amigos y familiares tienen lógicamente miedo a venir a casa porque se lo pueden encontrar en la puerta. Mi madre y mi suegra que muchas veces vienen a cuidar a sus nietos se ven intimidadas ante ese tipo de situación”.