Rallye Monte-Carlo Histórico 2019 SEAT

La noche más larga no es la del Turini, es la primera, que lleva a los participantes desde sus ciudades de origen hasta el punto de encuentro para comenzar los tramos cronometrados. Quince horas conduciendo sin parar, solo en controles horarios y asistencias, sin dormir y apenas descansar… y luego tres días de rallye muy duros, ese es el auténtico Rallye Monte-Carlo Histórico. 

Solo el nombre hace que rezume glamur, prestigio y admiración. Tan solo unos días después de que los tramos del Principado hayan sido escenario de la primera cita del Mundial de Rallyes llegan los coches históricos con un objetivo diferente: rendir homenaje a la historia de este deporte paseando auténticas joyas del mundo del motor, pero de una forma tan intensa, tan dura en ocasiones que cuesta entender la ilusión y pasión que ponen los pilotos y copilotos en el desarrollo de su misión. Todos quieren vencer en una prueba en la que apenas se puede correr porque se trata de cumplir unos promedios de velocidad media, regularidad, en función de cada categoría. Competir sin correr, correr sin exceso pero con la complejidad de las carreteras más viradas, el hielo, la nieve y la noche, es decir, correr para ir siempre en lo más próximo a la media de velocidad prevista, un esfuerzo físico y psicológico realmente exigente que pone a prueba coches y máquinas. Todos quieren vencer a Gianmaria Aghem y Diego Cumino, ganadores de la edición 2018 al volante de un Lancia Fulvia Coupe en este 22º Rallye Monte-Carlo Histórico pero el reto tiene una complejidad mayúscula.

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