Brasil 1-0 Suiza: Golazo de Casemiro que tumba a Suiza y sella el pase de Brasil a octavos

Brasil calcó el guión de Serbia para hacer descarrilar a Suiza y sellar el billete a octavos. Con menos brillantez que en el primer partido, privada del lesionado Neymar, la selección de Tite demostró de nuevo paciencia y versatilidad, una de las características que definen a los equipos campeones. 

Casemiro, un futbolista que siempre ha sabido cargar el área rival con tanto criterio como peligro, desequilibró en favor de los pentacampeones en una acción en la que mezcló con Vinicius y Rodrygo, ex compañeros suyos en el Madrid y de nuevo socios en Qatar.

En el primer tiempo, Brasil cató la vida sin Neymar, y la verdad es que el bocado resultó mucho menos suculento que el menú que entre el del PSG y Vinicius sirvieron ante Serbia. Tite, que se estira lo justo, prefirió a Fred antes que a Rodrygo para suplir al '10' de Brasil, y el resultado fue un partido pastoso y lento de la pentacampeona.

Tuvo que ver, por supuesto, la aplicación de Suiza, un bloque sólido y compacto que apenas se alteró ante los intentos de la Canarinha, en muchos casos previsibles y siempre faltos de la velocidad necesaria para generar desequilibrio. Sin Neymar por dentro, Brasil se enredó en la telaraña de los aplicados helvéticos, que a su vez habían prescindido de Shaqiri, su jugador más talentoso.

El resultado global fue un pastiche en el que apenas destacó la figura de Militao, movilizado por la lesión de Danilo, que se desquitó de aquella infame actuación como lateral derecho en una visita del Madrid al Betis, mucho antes de que el ex del Oporto mutara en el káiser defensivo que es a día de hoy.

Demasiado poco, en cualquier caso, para Brasil, que tampoco encontró esta vez a Richarlison y que sólo conectó cuando sus extremos se tocaron en un pase de Raphinha a Vinicius que el madridista remató mal en buena posición. El del Barça lo intentó también con un disparo lejano que salió centrado y fácil para Sommer, un portero que necesita más veneno para tener retortijones.

El panorama cambió tras la pausa porque Suiza aceptó destaparse, una apuesta valiente de Murat Yakin pero peligrosa (o simplemente letal) ante una selección con un arsenal como el brasileño. Tite activó a Rodrygo, y lo juntó a Gabriel Jesús y Antony. En el campo seguía Vini, que amagó con romper el partido con el que pudo ser su primer gol en los Mundiales.

Un fuera de juego previo de Richarlison en la génesis de la jugada dejó compuesto y sin baile al madridista, que en cualquier caso estaba creciendo en el partido gracias a la manta corta de los suizos. A Vini le habilitó en su (no) gol un gran pase de zurda de Casemiro, que se guardó para el final lo mejor del muestrario. Combinó con sus excompañeros de Valdebebas para ganar sitio dentro del área helvética y clavar un derechazo violento en la escuadra de Sommer, previo roce letal en el muslo de Akanji.

Brasil no sufrió en exceso para conservar la renta ante un rival ya sin Embolo y sin noticias de Shaqiri.

La vida sin Neymar es menos divertida, pero la Canarinha es una navaja (suiza, claro), llena de recursos para herir al rival. De momento, ya está en octavos, con pleno de victorias y la sensación de que te puede matar de mil maneras. 

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