Agentes de policía rememoran el suceso del “Yak-42” tras un accidentado viaje a Sudamérica para deportar inmigrantes

Entre el 15 y el 18 de diciembre tres grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP) se disponían a deportar a un grupo de inmigrantes colombianos y ecuatorianos. Algunos de estos agentes, acostumbrados a viajar a Latinoamérica para cumplir misiones similares, quedaron sorprendidos cuando vieron la compañía y el avión contratado por la Dirección General de Policía.

Entre el 15 y el 18 de diciembre tres grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP) se disponían a deportar a un grupo de inmigrantes colombianos y ecuatorianos. Algunos de estos agentes, acostumbrados a viajar a Latinoamérica para cumplir misiones similares, quedaron sorprendidos cuando vieron la compañía y el avión contratado por la Dirección General de Policía. Se trataba, según los afectados, de un modelo Jumbo “re-comprado” a Aerolíneas Argentinas, distinto del que suele utilizar este Cuerpo para los vuelos intercontinentales. Según declaran los propios pilotos, estos aviones deben afrontar, en muchos casos, “las complicaciones” que conlleva aterrizar por ejemplo en Quito: un aeropuerto situado entre montañas y con una pista de reducidas dimensiones. El viaje desde España hasta Colombia y el aterrizaje en Bogotá se realizó sin ningún sobresalto. Los problemas surgieron cuando el avión trataba de tomar tierra en la capital de Ecuador. Según han declarado varios agentes de las UIP que realizaban el vuelo, el avión comenzó a convulsionarse de tal manera que saltaron las máscaras de oxígeno. También se desprendieron las puertas de los aseos e incluso se descolgaron algunos monitores de televisión. Como consecuencia de este incidente, una pieza del tren de aterrizaje quedó destrozada y el centenar de policías que hacían el viaje no pudieron regresar a España en la fecha prevista. Había que esperar a su reparación. El pánico sufrido por los agentes fue tal que muchos de ellos no pudieron evitar recordar la tragedia del “Yak-42” y exigieron un vuelo regular de Iberia para el viaje de vuelta. Finalmente se hizo caso a la demanda de los policías y gran parte del contingente decidió optar por regresar con la compañía española. Dentro de la UIP se sigue criticando que, por ahorrar un dinero, se haya puesto en juego la vida de los 110 policías que viajaban en el avión. Este confidencial se ha puesto en contacto con la Dirección General de Policía, que confirma que las cosas sucedieron de esta manera, pero puntualizan que el avión se encontraba en buen estado, que no se contrató la citada aeronave con la finalidad de ahorrar costes y que el problema se debió a la falta de visibilidad por las malas condiciones atmosféricas.

 

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